Benedicto XVI estuvo con responsables de los sistemas penitenciarios y las cárceles de Europa. Les dijo que la justicia no puede estar por encima del respeto y de la dignidad de los presos.
Para Benedicto XVI el tiempo que el preso pase en prisión no debe ser sólo un castigo, sino que debe servir para su reeducación y reinserción en la sociedad.