¿VIVIMOS UNA INDIFERENCIA RELIGIOSA PROGRESIVA?

¿VIVIMOS UNA INDIFERENCIA RELIGIOSA PROGRESIVA?

La crisis religiosa de nuestro tiempo se va decantando poco a poco hacia la indiferencia. De ordinario no se puede hablar propiamente de ateísmo, ni siquiera de agnosticismo. Estamos llegando ya a una indiferencia religiosa donde no hay preguntas ni dudas ni crisis, lo que se está dando es una ausencia de inquietud religiosa.

Dios no interesa. Se vive en la despreocupación, sin nostalgias ni horizonte religioso alguno. Se vive en una “atmósfera envolvente” donde la relación con Dios queda diluida.

Entre los creyentes se pueden dar diversos tipos de indiferencia: la de los que se van distanciando cada vez más de la fe, cortan lazos con lo religioso, se alejan de la práctica; poco a poco Dios se va apagando en sus conciencias. La de los que viven absorbidos por los quehaceres de cada día y a Dios lo tienen olvidado por completo.

Para muchos la indiferencia es fruto de un conflicto religioso vivido a veces en secreto; no guardan buen recuerdo de cómo vivieron su fe de niños o de adolescentes; no quieren oír hablar de Dios y se defienden olvidándolo.

Otra indiferencia es la de las personas que se han acostumbrado a vivir la religión como una práctica externa o una tradición rutinaria.