[Vídeo] Reflexión del Evangelio – Domingo de la Santísima Trinidad

Reflexión para las lecturas del Domingo de la Santísima Trinidad en Vídeo – Ciclo A

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD – CICLO A

7 DE JUNIO DE 2020

DIOS AMA A NUESTRO MUNDO

     Jesús hablando con un maestro judío, llamado Nicodemo, pronuncia unas palabras que resumen de manera grandiosa todo el misterio que se encierra en Él: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna».

     Las palabras de Jesús destacan lo inmenso y universal del amor de Dios que ha amado tanto al «mundo» que ha enviado a su Hijo, no para «condenar», sino para «salvar», no para destruir, sino para dar vida eterna.

     Para saber algo de ese Misterio de Amor que sostiene el mundo, el mejor camino es el mismo Jesús. Acercándonos al Hijo, podemos ver, palpar e intuir cómo es el Padre con todos sus hijos. Viendo actuar a Jesús, podemos captar cómo es el Espíritu que anima a Dios.

Todos los gestos, símbolos, palabras, doctrinas, objetivos y estrategias del cristianismo han de nacer, alimentarse y reflejar ese misterio del Amor de Dios al mundo entero.

Si no es así, la religión se encerrará en sí misma; el anuncio cristiano perderá en buena parte su significado más auténtico; incluso se inventarán prácticas, costumbres y estilos de vivir muy alejados de la verdad cristiana original.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 34,4b-6. 8-9 

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. 

El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. 

El Señor pasó ante él proclamando: 
– Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. 
Moisés al momento se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: 
– Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz, dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.

Palabra de Dios.

                                   COMENTARIO A LA 1ª LECTURA     

En este texto, sacado del Libro del Éxodo, se nos presenta a Moisés subiendo al monte para encontrarse con el Señor, pero es Dios quien sale al encuentro de Moisés.  

Dios siempre toma la iniciativa y hace que el hombre suba para descender Él a su encuentro. Cuando se va al encuentro de Dios hay que ascender en la vida, sin cansancio, sin equipaje, sin seguridades materiales.  

Salmo 3, 52. 53. 54. 55. 56 

R. A ti gloria y alabanza por los siglos. 

  •  bendito tu nombre santo y glorioso. R:
  •  Bendito eres sobre el trono de tu reino. R:
  •  sondeas los abismos. 
    Bendito eres en la bóveda del cielo. R:

2ª LECTURA

Lectura de la 2ª carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13,11-13 

Hermanos: 
Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.

Saludaos mutuamente con el beso santo. 
Os saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros. Principio del formulario

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

      El apóstol Pablo les pide a los fieles de Corinto que estén alegres y animados, que tengan unidad de sentimientos y vivan en paz y así Dios estará con ellos. Termina este texto con una de las oraciones litúrgicas más notables de las que hacen referencia a la Trinidad y que definen los dones de cada una de las personas divinas.                         

EVANGELIO del Domingo de la Santísima Trinidad

Lectura del santo evangelio según san Juan 3,16-18 

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: 
– Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. 

Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

      Sabemos, por el Nuevo Testamento, que Dios se ha comunicado con nosotros como Padre que nos quiere; como Hijo que nos revela al Padre y nos traza el camino de la salvación; como Espíritu que nos da la fuerza que necesitamos y nos comunica el significado de la revelación en cada tiempo y en cada situación.

Cuando nos relacionamos con Dios, lo determinante no son los conceptos, sino la experiencia que tenemos de Él, que se traduce en las convicciones que guían nuestra vida.      

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

EL CRISTIANO ANTE DIOS

    No siempre se nos hace fácil a los cristianos relacionarnos de manera concreta y viva con el misterio de Dios confesado como Trinidad.

    En nuestra relación con Dios Padre, Jesús nos enseña dos actitudes básicas. La primera poner nuestra confianza total en Dios, Padre de bondad, que nos quiere sin fin. Podemos confiar en Él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. En segundo lugar, una docilidad incondicional, viviendo atentos a su voluntad.

       Nuestra relación con Jesús, el Hijo de Dios, supone, en primer lugar, seguirlo, conocerlo, creer en Él, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Tratar a las personas como Él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía Él. Vivir haciendo la vida más humana. En segundo lugar, colaborar en el Proyecto de Dios que Jesús pone en marcha, proyecto que Jesús llama “reino de Dios”: reino de paz, justicia y amor.

     Nuestra relación con el Espíritu Santo nos debe llevar, en primer lugar, a vivir animados por el amor. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. El amor que es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia, el amor que nos salva.


[Vídeo] Reflexión del Evangelio – Domingo de la Santísima Trinidad

LO ESENCIAL DEL CREDO         

Los cristianos que proclamamos con frecuencia el Credo necesitamos, tal vez, recuperar lo esencial de él para aprender a vivirlo con alegría nueva.

         Decimos: «Creo en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra», creemos en un Dios que no nos deja solos ante nuestros problemas y conflictos, un Dios que no nos tiene olvidados, un Dios que es nuestro «Padre» querido.

Así lo llamaba Jesús y así lo llamamos nosotros. Nos ha creado a todos sólo por amor, y nos espera a todos con corazón de Padre al final de nuestra peregrinación por este mundo. Dios nos sigue mirando a todos con amor.

Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de perder la fe en un Dios Creador y Padre pues habríamos perdido nuestra última esperanza.

         Decimos: «Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor». Jesús es el gran regalo que Dios ha hecho al mundo. Mirando a Jesús, vemos a Dios Padre, en sus gestos captamos su ternura y comprensión.

En él podemos sentir a un Dios cercano, amigo. Jesús nos ha animado a construir una vida más fraterna y dichosa para todos. Nos ha indicado, además, el camino a seguir. Si olvidamos a Jesús, ¿quién ocupará su vacío?, ¿quién nos podrá ofrecer su luz y su esperanza?

         Decimos: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida». Este misterio de Dios no es algo lejano. Está presente en el fondo de cada uno de nosotros.

Lo podemos captar como Espíritu que alienta nuestras vidas, como Amor que nos lleva hacia los que sufren. Este Espíritu es lo mejor que hay dentro de nosotros.                                                            

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios 8, 22-31

Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus tareas, «al comienzo de sus obras antiquísimas.

En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.

No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.

Cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.»

Palabra de Dios

  COMENTARIO A LA 1ª LECTURA    

La Sabiduría de la que nos habla el libro de los Proverbios  es Dios como principio y origen de todo lo creado que no ha tenido principio ni tendrá fin.

Salmo responsorial: 8


  • Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,                                     la luna y las estrellas que has creado,                                                   ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,                                          el ser humano, para darle poder? R.

2ª LECTURA

Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos 5, 1-5

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.

Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

    El apóstol Pablo nos muestra a Jesús como Salvador de los hombres que ha realizado y consolidado la paz entre los hombres y Dios. Por la fe en Jesús alcanzamos la vida de Dios en nosotros. Una vida que no está exenta de dificultades, pero que son superadas por la gran esperanza que nos ofrece y la fuerza del Espíritu que vive en nosotros.   

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.

Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío.

Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»

Palabra del Señor.

COMENTARIO AL EVANGELIO

    Jesús promete a sus discípulos que cuando Él ascienda al Padre les enviará el Espíritu Santo, que los guiará hasta la verdad plena     

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL  

LA TRINIDAD, LA MEJOR COMUNIDAD     

¿Quién es Dios… qué sé de Él? ¿Qué relación tengo con Él? ¿Qué lugar ocupa en mi vida? ¿Qué importancia tiene para mí?     

Son preguntas que se han hecho las personas de todos los tiempos, que nunca responderemos satisfactoriamente.

Porque Dios es un misterio: nos trasciende, nos sobrepasa y no podemos saberlo todo ni entenderlo todo. Creer en Dios es aceptar que hay muchas preguntas que no sabremos responder nunca.     

Dios es un Padre bueno que quiere mi felicidad, me cuida, me guía, me acompaña, me protege. Tiene entrañas de misericordia: se apena y se preocupa cuando me desvío y me dirijo por un camino de infelicidad y destrucción.

Dios es un Padre bueno que me acepta como soy, me perdona y me pone de nuevo en el camino del bien cuando me salgo de él.     

Si queremos conocer a Dios hemos de acudir constantemente a Jesús, a su Palabra de vida.

Si queremos amar a Dios hemos de abrirnos a la acción del Espíritu, dejarnos llevar de su presencia, confiar y dejarnos cuidar por Él, que es Padre, acudir a Él, que tiene entrañas de misericordia cuando nos desviamos, nos equivocamos y hemos de volver a empezar.      


DOMINGO DE LA STMA. TRINIDAD /CICLO B

CREEMOS EN UN DIOS QUE ES PADRE, ENCARNADO EN JESÚS, CUYO ESPÍRITU NOS MUEVE A AMAR A TODOS

Por los relatos evangélicos sabemos que Jesús sentía a Dios como Padre, y lo vivía todo impulsado por su Espíritu. Jesús se sentía hijo querido de Dios.

Siempre que se comunicaba con Él lo llamaba Padre, un Padre que no excluía a nadie de su amor compasivo, un Padre cuyo gran proyecto era hacer de la tierra una casa habitable.

Fiel a este Padre y movido por su Espíritu, Jesús solo se dedicará a hacer un mundo más humano, todos han de conocer la Buena Noticia, sobre todo los que menos se lo esperan: los pecadores y los despreciados.

El Espíritu del Señor empuja a Jesús hacia los que más sufren. Por esto es normal ver grabados en el corazón de Dios los nombres de los más solos y desgraciados. Los que para nosotros no son nadie, esos son precisamente los predilectos de Dios.

Jesús sabe que a ese Dios no le entienden los grandes, sino los pequeños. Su amor lo descubren quienes le buscan, porque no tienen a nadie que enjugue sus lágrimas.

La mejor manera de creer en el Dios trinitario no es tratar de entender las explicaciones de los teólogos, sino seguir los pasos de Jesús, que vivió como Hijo querido de un Dios Padre y que, movido por su Espíritu, se dedicó a hacer un mundo más amable para todos.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 4,32-34. 39-40

Habló Moisés al pueblo y dijo:
Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás desde un extremo al otro del cielo palabra tan grande como ésta?, ¿se oyó cosa semejante?,

¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?, ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto?

Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor tu Dios te da para siempre.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

Moisés presenta al pueblo de Israel a un Dios único y grande que está presente en sus vidas y que les protege constantemente por el mucho amor que les tiene.

Un pueblo que trata al Señor con familiaridad, respeto y también con confianza, porque es el Dios único y verdadero al que no hay que ofrecerle sacrificios para apaciguarle sino respetarle por amor.

SALMO

Sal 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22

R. Dichoso el pueblo que el Señor escogió como heredad.

• La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales;
Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R:
• La palabra del Señor hizo el cielo, el aliento de su boca, sus ejércitos;
porque Él lo dijo y existió, Él lo mandó y surgió. R:
• Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
• Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R:

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,14-17

Hermanos:
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre).

Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con Él, para ser también con Él glorificados.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo nos presenta a un Dios cercano, próximo a nosotros y al que podemos llamar Padre. Los que nos dejamos llevar por el Espíritu de Dios formamos la familia de Dios.

Esta integración familiar en lo divino como hijos de Dios y hermanos en Cristo nos responsabiliza en la adopción de una conducta y de una manera de actuar coherente con este principio de nuestra fe.

EVANGELIO

Final del santo evangelio según san Mateo 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

Jesús encomienda a sus discípulos una misión universal: extender su Buena Nueva a todos los pueblos y que a quien la acogiera y quisiera poner en práctica lo que Él les había enseñado recibieran el bautismo en el nombre de la Trinidad.

Jesús prometió que estaría con nosotros hasta la consumación de los tiempos.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

¿EN QUÉ DIOS CREEMOS?

La Festividad de la Stima. Trinidad nos invita a preguntarnos cuál es el Dios en quien creemos.

Es posible que creamos en un Dios dispuesto a castigar a los que hacen el mal y a premiar a los que hacen el bien, un Dios vigilante siempre de nuestros comportamientos que nos hace vivir con la preocupación de no disgustarle para contar siempre con su favor, al que queremos tenerlo contento y evitar así su rechazo.

Es posible que creamos en un Dios al que podemos comprar, con quien podemos negociar, a quien podemos tener de nuestra parte para que nos resuelva nuestros problemas y si no conseguimos lo que le pedimos nos olvidamos de Él y decimos que no sirve para nada.

Es posible que creamos en un Dios que nada nos exige y con el que tenemos una relación superficial, engañosa que no nos comprometa a nada ni nos exige nada.

El Dios revelado por Jesús, que es el Dios en quien nosotros creemos, es un Padre bueno, misericordioso, preocupado por nosotros, porque cada uno somos para Él importantes.

Todo lo nuestro le interesa, y nos quiere felices y dichosos, pero es también un Padre que quiere que sepamos aprovechar todas las cosas que Él ha puesto en nuestras manos para que con responsabilidad procuremos que den fruto abundante.

Es un Dios que se ha hecho hombre para que nos sea más fácil conocerle, encontrarle, sentirle cerca, que ha compartido todas las circunstancias de nuestra condición humana y sabe lo que es la alegría y la amistad, la traición y la violencia, la justicia y la persecución…