Vida de la beata Gabriela de la Unidad, una joven trapense italiana que ofreció su vida al Señor
La Fundación EUK Mamie les presenta un nuevo trabajo de HM Televisión que nos permitirá conocer la vida de la beata Gabriela de la Unidad, una joven trapense italiana que ofreció su vida al Señor como víctima por la unidad de los cristianos.
Murió con solo veinticinco años, habiendo permanecido en la vida monástica apenas tres años y medio.
Su oblación llegó a oídos de una comunidad anglicana que manifestó: «Una caridad como la suya destruye todos los perjuicios que muchos anglicanos tienen contra Roma. Si todos sintiesen su caridad, el muro de la separación dejaría de existir».
Su abadesa, Madre Pía Gullini, era una persona de gran sensibilidad ecuménica. A petición del Abbe Paul Couturier, pionero de la «Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos», Madre Pía exhortó a su comunidad a realizar especiales oraciones y sacrificios por la gran causa de la unidad de los cristianos.
Gabriela se sintió impulsada a ofrecer su joven vida: «Siento que el Señor me lo pide —confió a la abadesa—. Me siento impulsada incluso cuando no quiero pensar en ello».
Hasta ese momento había gozado de una excelente salud, pero el Señor aceptó de inmediato su ofrecimiento y la tuberculosis comenzó a manifestar sus primeros síntomas. Murió un año después, el 23 de abril de 1939.
Ese día la Iglesia celebraba el Domingo del Buen Pastor, el Pastor que dio su vida por las ovejas para reunirlas en su solo rebaño. Poco antes de morir pidió permiso para destruir todos sus cuadernos personales: «Desaparezco yo, desaparezca todo», dijo.
No podía ni imaginar que el Señor, que «enaltece a los humildes» (Lc. 1 53), querría proponerla como ejemplo de caridad ante toda la Iglesia.
Fue beatificada por san Juan Pablo II el 25 de enero de 1983. Tampoco podía imaginar que sería citada en dos importantes documentos pontificios:
– En la carta encíclica «Ut unum sint» (nº 27), de san Juan Pablo II (*).
– Y en la exhortación apostólica «Gaudete et exsultate» (nº 5), del Papa Francisco (**).
Nos hablarán de la beata Gabriela de la Unidad su vicepostuladora, la religiosa trapense sor Gabriella Masturzo, y otras dos religiosas de la Trapa de Vitorchiano (Italia): sor Miriam Rossetto y sor Daniela Banni.
Que el ejemplo de la beata Gabriela de la Unidad nos empuje, como deseaba san Juan Pablo II a pedir «al Espíritu la gracia de reforzar la unidad de la Iglesia y de hacerla crecer hacia la plena comunión con los demás cristianos» (Ut unum sint 102).