Vestida de sol | PADRE GUILLERMO SERRA
https://www.youtube.com/watch?v=OBp097vgTY0
CAPÍTULO 1: Vestida de sol
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Ap 12,1)
REFLEXIÓN
Dios me ama por quien soy
Vestida de sol, con la luz amable de Cristo por quien soy lo que estoy llamada a ser.
María, la mujer perfecta viene presentada con este vestido glorioso. Es la plenitud de mujer que desde el cielo nos cuida y nos invita a revestirnos de este sol que es Cristo, su hijo. Ella, que llevo a Jesús en su seno, acabó por darlo a luz en Belén y al final de su peregrinación se viste de vida y calor, de luz y poder: es Cristo quien cubre su figura, quien hace relucir su humanidad en plenitud.
No hay creatura más hermosa porque la luz del hijo la perfecciona y deja ver en lo alto y desde lo alto la totalidad del amor.
Qué lejos puede parecer esta perfección para ti que recorres la vida con tanta velocidad y tan llena de deseos. Y más cuando eres consciente de los obstáculos que parecen frenar ese crecimiento hacia lo que más anhelas.
Quieres, luchas y sientes pero a la vez te pesa la impotencia de un ideal que se desvanece ante las voces del mundo que te limitan y te hacen despertar a tu realidad. También está esa voz interior que tantas veces dejas escapar y que te grita: no eres buena, nunca lo serás, es demasiado para ti, no lo intentes. Y así, te vistes para los demás, para complacerlos, para que no te hieran, para que les gustes, caigas bien, formes parte de un grupo, seas aceptada…
El amor que sientes y que deseas, no puede venir de fuera, sino de dentro, de muy dentro. Esa experiencia de un amor incondicional que pudiste o debiste respirar durante tu infancia, aunque también con heridas y límites, se convierte hoy en tu tarea principal. En buscarlo y aceptarlo, en liberarte de los espejismos que no te lleven a él. Esa intuición que llevas dentro, esa certeza que todavía arde en tu corazón, tienes que resacatarla para poder decirte todos los días: soy conocida en profundidad y en detalle por ese amor que me creó y me da la mano todos los días; por esa luz que evidencia mis límites pero que también los ilumina con su misericordia.
Ese amor te hará superar cuaquier sentimiento de insuficiencia que tantas veces te deja desnuda frente el armario de tus seguridades lleno de los vestidos que usas tan frecuentemente para cubrir el anhelo más profundo de tu vida: ser amada.
Ahí está Dios para ofrecerte ese vestido de sol, que te haga disfrutar de su amor incondicional. Ese vestido de luz que te hará ver como nunca quién eres, de dónde vienes y a dónde vas. Así vestida descubrirás a un Dios distinto, que te conoce, nunca te juzga y te acompaña con su mirada tierna y suave.
Entonces sí podrás mirarte al espejo, podrás ver tus límites y errores, tus heridas y deseos desde la luz de Aquél que te amó, te ama y te amará por siempre.
TEXTO PARA MEDITAR
Tú eres preciosa a mis ojos, eres querida, y yo te amo (Is 43,4)
RECORRIDO/TAREA
Aprender a verme en la mirada de Cristo para descubrir mi verdadera identidad. Gozarme en el amor incondicional de Dios a mi alma.
En esta semana hacer una lista de aquellos aspectos, experiencias, límites que obstaculizan el verme amada por Dios. También aquellas imposiciones externas que no dejan que Dios me diga bien quién soy.
ORACIÓN
DIME QUIÉN SOY
Dime quién soy en tu mirada;
muéstrame en qué lugar, muy dentro de tu Corazón, habito yo desde la eternidad.
Dime quién soy en tus preguntas,
ésas que llegan a lo íntimo
y me dejan libre de excusas, desnuda en medio del camino.
(…….)
Extracto tomado del libro “Jesús a mi alma” ©P. Guillermo Serra, LC
Espero sus comentarios en mi correo saldetucielo@gmail.com
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