Has venido por mí, Señor
Para que, conociéndote,
sepa que no existe alguien mayor que Tú,
cimientos más sólidos que los tuyos,
(la fe y la esperanza, el amor y la vida).
Has venido por mí, Señor
Para que, viéndote, te amé y me fíe de Ti.
Para que, amándote,
ame y me confíe a los que me necesiten.
Has venido por mí, Señor;
y te doy las gracias y te bendigo
y te glorifico y te busco
y, buscándote, pido que reines en mí.
Para que, siendo Tú el Rey de mi vida
no me rinda en las batallas de cada día,
ni me eche atrás a la hora de defenderte,
ni oculte mi rostro,
cuando, a mi puerta, llamen los dramas humanos.
Has venido por mí, Señor
Para que, mis dolores, siguiéndote
se sientan aliviados por tu presencia.
Para que, mis pecados, llorando ante Ti
sean perdonados por tu mano misericordiosa.
¡Has venido, por mí, Señor!
¡Gracias Señor!
P. Javier Leoz