“Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.” Éxodo 27:20-21 (RVR)
Aceite
Es sorprendente estudiar cómo era el tabernáculo del pueblo de Israel que Dios mismo le indicó a Moisés cómo debían construir. Cada parte del mismo representa una faceta de la personalidad de nuestro Dios. En este caso Dios le dice a Moisés que los hijos de Israel debían traer aceite puro para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. Este aceite representa el Espíritu Santo que hoy por su gracia mora en nosotros.
Me sorprende ver cómo ya desde ese tiempo Dios le había dado órdenes explícitas a Moisés de que ese aceite no podía apagarse, que era un fuego que debía arder constantemente y con un sólo objetivo: Iluminar la casa de Dios.
La misma orden le dio Pablo a Timoteo cuando le dijo: «Aviva el fuego del don de Dios que está en ti». Pablo le estaba diciendo a Timoteo que no deje que su llama se apague, sino que cada día avive el Espíritu Santo que moraba dentro suyo, para que este arda continuamente y alumbre. El propósito del aceite era iluminar la casa de Dios. El propósito del Espíritu Santo es iluminar y transformar de tal forma nuestras vidas para que el mundo pueda ver la luz de Dios en vos y en mi.
Hoy en día vivimos en un mundo donde todo es pasajero, nada dura para siempre. Aún en las iglesias se empieza a ver cómo el Satanás se va metiendo y va destruyendo a las familias. Pero hoy Dios te pide que no seas cómo el mundo, sino que cada día busques su presencia y hagas arder la llama continuamente.
Por eso la pregunta de hoy es ¿Cómo está la llama de tu corazón? ¿Está encendida y ardiendo fuertemente o ya casi se puede ver el humo de sus cenizas? El mundo necesita ver a Dios y vos sos el canal que Él eligió para alumbrarlo.
No dejes que la luz de Dios se apague en tu corazón, hacela brillar.
REFLEXIÓN – Usá el aceite divino, alumbrá.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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