La hermana Gema Castillo, ha visitado Guadix y ha hablado de los pequeños “milagros” que realiza Manos Unidas, como una incubadora o una cama para cada madre en regiones apartadas de África
Manos Unidas, en su campaña contra el hambre, ha vivido el fin de semana más intenso de todo el año. El domingo 9 de febrero se celebraba la Jornada de Manos Unidas para concienciar y para recabar los donativos con los que financiar los proyectos de desarrollo en el tercer mundo. Y, aunque trabajan todo el año para conseguir los recursos necesarios, ha sido este fin de semana el más intenso, con colectas en todas las parroquias y cuestaciones en calles y mercados.
Para concienciar sobre la labor que realiza Manos Unidas en su lucha contra el hambre, esta semana pasada ha visitado la diócesis de Guadix una religiosa misionera, llegada de la República Democrática del Congo, que ha compartido su experiencia de misión y de trabajo por los demás. Se llama Gema Castillo y pertenece a la congregación de Mercedarias Misioneras de Berriz.
Una incubadora con overbooking
La hermana Gema, acompañada por la delegada de Manos Unidas en la diócesis de Guadix, Visitación Moya, ha recorrido colegios y parroquias, durante una semana, para presentar la labor que realiza Manos Unidas y todo el bien que se consigue con los proyectos de desarrollo que emprende la ONG de la Iglesia. También ha hablado de cómo Manos Unidas le ha ayudado a ella y a su comunidad de religiosas en los colegios y los hospitales que tienen en la República Democrática del Congo.
Como anécdota, la hermana Gema recuerda que, gracias a Manos Unidas, consiguieron una incubadora para la Maternidad que las hermanas habían levantado en una región apartada del Congo. Era la única incubadora en muchos kilómetros y tenía “overbooking”, ya que acababan entrando en ella tantos niños como cupiesen, por necesidad. También hablaba del lujo que suponía ofrecer una cama para cada madre en esa maternidad, gracias a la ayuda prestada por Manos Unidas.
Y como en la Maternidad, en colegios, guarderías, dispensarios médicos, infraestructuras para la comunidad, centros de formación, potabilización del agua,… Así trabaja Manos Unidas, creando las condiciones para que grandes grupos salgan del círculo de la pobreza. Y todo con eficiencia, con claridad y con la seguridad de que el dinero llega y los proyectos se realizan. No en vano, todos los años realizan una auditoría para supervisar la gestión.
Un proyecto desde la diócesis de Guadix
Este año, Manos Unidas de la diócesis de Guadix se ha comprometido a realizar un proyecto en Burkina Faso, en África. Allí, en su capital, en Uagadugú, en el barrio de Boassa, se pretenden construir tres aulas de preescolar, un comedor y unos aseos, para unos 270 niños. Se quiere ampliar el centro en el que las Misioneras de la Doctrina Cristiana atienden y enseñan a niños y jóvenes para que puedan labrarse un futuro mejor. Este proyecto de educación dirigido a los más pequeños, en realidad, está dirigido también a sus madres, dado que, si dejan los niños en el colegio, ellas pueden también afrontar tareas de formación que reviertan sobre toda la familia.
Como dice la delegada de Manos Unidas en Guadix, Visitación Moya, este año se ha asumido solo un proyecto, aunque de más envergadura. Pero, si se consigue su financiación, dice Visitación, “se podría afrontar otro proyecto más”.
Antonio Gómez