Un testimonio interior y exterior, el pueblo lo necesita
El experto Biblista comentó que en aquel tiempo la gente estaba viviendo la opresión, necesitaba ser liberada: “Pero, más que liberarse de manera externa o política, lo que necesitaba era una liberación espiritual, que también conlleva a lo corporal, porque Jesús no sólo nos libra del pecado propio, sino del que lleva o practica el que hace la injusticia. Por lo que la liberación, primero, es en el interior del hombre, en el corazón y en el alma, pero esto debe reflejarse en las estructuras sociales, en la vida pública, en la vida cotidiana. Cuando Jesús entró a la Ciudad lo acogió la gente necesitada de justicia, por lo negativo que genera la opresión. Él vino a enseñarnos que Dios nos ama y que debemos amarnos entre nosotros; y la gente por eso lo acepta”.