El papa Francisco ha tomado posesión hoy de la cátedra de obispo de Roma en una abarrotada basílica de San Juan de Letrán, la catedral de la capital italiana, en una ceremonia que estuvo precedida por la dedicatoria a Juan Pablo II de una plaza próxima al templo. Cuando aún no se ha cumplido un mes de su elección como pontífice el pasado 13 de marzo, Jorge Mario Bergoglio ha tomado posesión de la Diócesis romana, de la que es titular en calidad de pontífice, en una ceremonia en la que han participado también el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, y el vicario emérito Camillo Ruini.
El papa ha portado la cruz pastoral de Juan Pablo II, que antes había pertenecido a Pablo VI, y la misma mitra y casulla blancas con sencillas líneas marrones y doradas que usa en todas las ceremonias. Francisco ha sido recibido con aplausos por los asistentes y poco después de su entrada en el templo se acercó a un numerosos grupo de discapacitados síquicos y físicos a los que fue saludando, y a veces abrazando, uno a uno.
Durante la homilía, el Papa Francisco ha incidido en la misericordia de Dios. «Un amor tan grande, tan profundo el que Dios nos tiene, un amor que no decae, que siempre aferra nuestra mano y nos sostiene, nos levanta, nos guía», ha dicho. Y ha recordado las dudas de Santo Tomás sobre lo que decían los otros apóstoles que habían visto al Señor. Ha subrayado la palabra «paciencia» y ha dicho que Jesús no abandona «al terco Tomás en su incredulidad; le da una semana de tiempo, no le cierra la puerta, espera». En el vídeo se visualiza y escucha la homilía del Pontífice traducida al castellano.