Testigos de lo eterno un excelente documental sobre la Vida Consagrada
H.M. Televisión, dentro de este Año de la Vida Consagrada (30 noviembre 2014 – 2 febrero 2016), estrena el programa: «Testigos de lo eterno. La vida consagrada».
El programa intenta transmitir la grandeza de la vocación a consagrar la vida totalmente a Dios. Además de la participación de expertos en vida consagrada, como el Abad Michael John Zielinski, O.S.B. Oliv. y el P. Arnaldo Pigna, O.C.D., el documental cuenta con numerosos testimonios de religiosos y consagrados.
La duración del documental es de 28 minutos. El programa está disponible en español, inglés e italiano. Se puede visualizar y descargar a través de nuestra web de forma gratuita, con la posibilidad de ofrecer un donativo para ayudarnos a continuar con nuestra labor en los medios de comunicación.
También se puede adquirir el DVD con el programa en los tres idiomas.
Aquí puedes visualizar, adquirir o descargar el programa:
Español: Testigos de lo eterno: la Vida Consagrada.
Inglés: A Kingdom Foretold. The Consecrated Life.
Italiano: Testimoni dell’eterno. La vita consacrata.
El consagrado, al entregar su vida a Dios en exclusividad, se convierte en un testigo de las cosas eternas.
La exhortación apostólica postsinodal «Vita Consecrata» lo expresa de esta manera: «En nuestro mundo, en el que parece haberse perdido el rastro de Dios, es urgente un audaz testimonio profético por parte de las personas consagradas.
Un testimonio, ante todo, de la afirmación de la primacía de Dios y de los bienes futuros, como se desprende del seguimiento y de la imitación de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado a la gloria del Padre y al amor de los hermanos y hermanas.
La misma vida fraterna es un acto profético, en una sociedad en la que se esconde, a veces sin darse cuenta, un profundo anhelo de fraternidad sin fronteras.
La fidelidad al propio carisma conduce a las personas consagradas a dar por doquier un testimonio cualificado, con la lealtad del profeta que no teme arriesgar incluso la propia vida» (VC, N. 85).