Impresiones del Congreso Teológico Internacional “Las Teólogas vuelven a leer el Vaticano II: asumir una historia, preparar el futuro” celebrado en Roma del 4 al 6 de octubre de 2012 en el 50 Aniversario del Vaticano II
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.com
MADRID.
ECLESALIA, 16/10/12.- Al llegar al Pontificio Ateneo S. Anselmo, bellísimo enclave monástico de monjes benedictinos, me dí cuenta inmediatamente de que el Concilio Vaticano II, que inició el Papa Juan XXIII en el año 1962, y del que celebramos este año el 50 aniversario, era la causa inicial de que este Congreso de teólogas se pudiera estar celebrando en semejante espacio.
Me comentaron que hasta principios de los años setenta, ninguna mujer había entrado en los metros cuadrados de este monasterio benedictino masculino. En los días que ha durado el Congreso, el gran refectorio (comedor de los monjes) se ha convertido en sala de conferencias para acoger a más de doscientas teólogas de veintidós nacionalidades: Argentina (3), Austria (1), Australia (2), Brasil (2), Canadá (2), Chile (1), Colombia (1), Croacia (3), Francia (4), Alemania (3), Italia (136), México (5), Nicaragua (1), Noruega (1), Paraguay (1), Perú (1), Rumania (3), España (43), Suiza (1), Reino Unido (8), USA (3), República Dominicana (1),
Como mujer me siento agradecida a Dios, a los padres conciliares y a los monjes benedictinos por este detalle que, como tantos otros que se introducen en la vida y dejan no llaman la atención, pero que no hay que perder de vista sobretodo pensando en lo que todavía queda pendiente después de cincuenta años del Vaticano II y hay que seguir en la brecha.
Si el espacio del Congreso me llevó a esta primera e inocente reflexión, qué decir del hecho de ver aquella gran sala llena de mujeres teólogas, muchas de ellas catedráticas en diferentes universidades del mundo. También me alegró ver la presencia de algunos hombres en este Congreso, tanto asistentes como ponentes de algunas charlas. Al fin, de lo que se trata es de caminar juntos.
Las 15 ponencias han tratado de transformaciones en la Iglesia y en el mundo en estos años, de antropología, relaciones eclesiales, instituciones, temas ecuménicos, cambios culturales, comunicaciones, etc. desde la perspectiva femenina en la Iglesia y en el mundo.
La presencia académica femenina en la Teología es un hecho sin retorno, pero además tiene por delante un camino que, como todo lo que es vida, no puede quedarse anclado en los logros y los reconocimientos, ni en los rechazos o zancadillas, sino avanzar haciendo posible que la mujer sea ciudadana de pleno derecho en la tierra como en el Cielo.
A continuación comparto algunos apuntes rápidos tomados en las conferencias
– “Contra el poder, desafiar el sentido común: soñar y creer, crear lo que creemos y soñamos”
– “La espiritualidad avanza a pasos agigantados, no así la teología”
– “La teología feminista ha recuperado la conciencia de las mujeres sobre su noción de dignidad”
– ¿Por qué se habla de toda la Iglesia si no está representado el 50% de la Iglesia?
– “Hombres y mujeres son iguales, toda discriminación está contra el plan de Dios”
– “Hay una dimensión moral en el trato de las mujeres en la Iglesia”
– “Queda mucho por hacer para aumentar la autoridad de las mujeres en la Iglesia”
– “En el Concilio de Nicea ya hubo participación de las mujeres”
– “La mujeres fueron invitadas a participar en el Vaticano seis días después de empezar el mismo. No obstante, fue un paso importante, aunque tomado a toda prisa”
– “Algunos padres conciliares habían solicitado la participación de los laicos,
hombres y mujeres, que participaron como auditores y en los ritos solemnes”
– “Una mujer que fue invitada a participar, preguntó: ¿En qué reuniones puedo participar? Le contestaron: Sólo en las que afecten a las mujeres. Ella contestó: Bien, entonces, podré participar en todas”.
– “La Iglesia puede aprender de las mujeres que enseñan con autoridad en nuestro tiempo”
– “El magisterio es el arte de enseñar con autoridad”
– “Magisterio, cuestión de qué y no de quién”
– “Teología y Doctrina es el medio con que la Iglesia evoluciona con la Historia”
– “La participación de las mujeres en la Iglesia se da desde el primer día de la creación de esta”
– “Jesús fue ayudado por muchas mujeres que iban con Él”
– “Desde el principio de la vida apostólica hubo mujeres: maestras, discípulas, profetas…”
– “El magisterio debe involucrar a todo el pueblo de Dios” “Debe escuchar a las mujeres”.
– “El Papa Benedicto XVI dijo refiriéndose a otras religiones: “No hay que tener celos”. Esto vale igual para las mujeres”
– “El Papa Pablo VI, al ver a una auditora del Concilio, en una reunión con todos los auditores le dijo: “¡Ah, nuestra colaboradora!”
– “Muchas voces de mujeres en la teología se consideran con sospecha”
– “Teología: como ciencia (investigación) y como servicio a la Iglesia, aunque el resultado no esté de acuerdo con lo que dice la Iglesia, como ocurrió antes del Concilio con teólogos como Rahner, Congar, Lubac…
– “La crítica a la Iglesia nunca ha sido bienvenida”
– “Las mujeres han ejercido el magisterio en el servicio pastoral y en la enseñanza”.
– “El Vaticano II tiene un futuro para los que nos siguen. Hay que contar el Vaticano II sino morirá con nosotros”
– “Hay que seguir adelante más allá de las dificultades del momento”
– “Se habla demasiado de las mujeres y sucede lo que decía Aristóteles: que cuando un modelo se llena de contenidos ya no sirve como modelo universal”
– “Prevalece la idealización de la mujer, la exaltación de lo materno”
– Situación ambivalente: por un lado se alaba a la mujer y, por otro, no se acepta en espacios eclesiales y políticos”
– “Hay que llegar a comprender cual es el miedo que provoca lo femenino, para llegar a una justicia social”
– “Concilio: todos los fieles y no sólo los obispos son responsables de su fe, conferida en el bautismo”
– “La conciliaridad debe suceder no sólo a nivel eclesial sino también a nivel local, regional, universal, ordenes religiosas, etc”
– “Situar otra vez a Cristo en el centro, no sólo en la espiritualidad sino también en la teología”.
– “Se pide a la Iglesia que presente y hable de Dios y no tanto de la Iglesia”.
– “La Iglesia ha de ser signo de los tiempos compartiendo con otras Iglesias que pueden tener otras perspectivas”
– “Ha de considerar el tema de las mujeres como prioritario, tomando en cuenta los dones de las mujeres. Tiene que ser la Iglesia de todo el pueblo de Dios”
– “Hay que predicar el evangelio de manera creíble”
– “Ante los cambios no se puede ser sólo observador”
– “El empuje de Pedro se quedaría en nada sin Cristo”
– “La confianza debe estar presente”
– “La profecía es en nuestros días, más que nunca, cosa a ver de forma personal y comunitaria”
– “Se pide al Sínodo que se plantee que la infecundidad de la evangelización hoy es un tema de espiritualidad y compromiso”
– “La situación actual es complicada y compleja, y mucho más para la mujer”
Por último, quiero resaltar escuetamente, lo que dijo una joven teóloga italiana (Simona Borello) en su ponencia “La tensión intergeneracional”:
– “¿Quiénes serán nuestros compañeros de viaje?”
– “La Iglesia ha de cambiar el lenguaje para hacer llegar el mensaje de Jesús a las nuevas generaciones”
– “Los textos del Concilio habrán de ser leídos de otra manera, de forma que se entiendan”
– “Lugares de misión: nuevas tecnologías”
No puedo dejar a un lado algo que he echado de menos en el Congreso: alguna ponencia sobre la Teología de la Liberación a cargo de teólogo o teóloga de Latinoamérica. Se me hace extraño ya que esta teología es fruto del Vaticano II y en cuanto a la incidencia en la vida de las mujeres de los países comprendidos entre la frontera del Río Bravo y la Tierra de Fuego, es vital. Sin olvidar la opción por los pobres y su causa, que tiene en su haber mártires venerados por el pueblo sencillo, como Mons. Romero, y miles “sin nombre” para nosotros pero bien escritos en el corazón de Dios.
Me hubiera gustado más tiempo para la palabra y el debate y también, sin duda, la celebración de una Eucaristía donde ofrecer lo vivido y pedir alegría y energía para lo que habrá que vivir.
El último día por la tarde asistimos a una sencilla obra de teatro “Il papa, la carezza , la luna” en donde quedó reflejada la personalidad del Papa Juan XXIII y su inspiración para convocar el Concilio. La teología de la Liberación tuvo su especial homenaje. Me alegré.
Un momento especialmente interesante del Congreso fue el testimonio de algunas personas que participaron. Hubo 23 mujeres, entre ellas María Luz Longoria de Alvarez Icaza, mexicana, casada y madre, entonces de 12 hijos (luego tuvo dos más) fue invitada junto a su marido, como representantes de una asociación católica de familia y matrimonio. Habían hecho una encuesta en su país recogiendo más de 20.000 respuestas de matrimonios católicos: el trato a los divorciados y la aprobación de los métodos anticonceptivos fueron votados masivamente como temas que debían ser tratados y cambiados en la Iglesia.
Contó, Mª Luz, una anécdota interesante que ocurrió gracias a que un obispo de Canadá le pidió que intercediera a la hora de tratar el tema del matrimonio, para que se cambiara el segundo fin del matrimonio “como remedio para la concupiscencia”… (aquí hubo carcajada general en el auditorio) y se pasara a considerar que la sexualidad es medio para el aumento del amor entre marido y mujer. Mª Luz pidió la palabra tímidamente, pues era la única esposa y madre ante cardenales, obispos y teólogos y les dijo que pensaran en sus madres, considerando si cuando ellos fueron concebidos, se plantearon el hecho como concupiscencia o bien por el amor entre sus padres. Cuando acabó de hablar, reinó un gran silencio seguido de un intenso debate. Ella no entendió nada porque hablaban en latín. Al final la enmienda fue aprobada. Creo que el Espíritu Santo sopló suavemente a Mª Luz para que hablara a los padres conciliares de la sencilla teología de la vida, la familiar, la doméstica, la del amor de los que se aman que no es “terapia anti-concupiscencia”.
Queda un año por delante para celebrar el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, será un tiempo bueno para seguir investigando a nivel teológico en los documentos; también de forma personal como bautizados y de forma comunitaria: en nuestros grupos de oración, animando al debate a los jóvenes, compartiendo con sacerdotes, religiosos y religiosas, monjes y monjas… todos.
Hay mucho por hacer y está escrito en los documentos conciliares… sacudamos el polvo y que se abran las ventanas para que entre el Espíritu que movió al Papa Juan XXIII a convocar el Concilio Vaticano II y nos anime a todos a seguir adelante perdiendo el miedo a los cambios, nos aumente la Fe, sin dejar atrás la Esperanza y el Amor: es un trío que siempre va junto.
Desde aquí quiero agradecer a las teólogas italianas y a todas las personas que se han ocupado de la logística del Congreso, su dedicación, trabajo y buen hacer. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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