TENEMOS QUE VIVIR COMO DISCÍPULOS DE JESÚS
En tiempos de Jesús la gente lo necesitaba y lo buscaba. Había algo en Él que los atraía, aunque aún no sabían exactamente por qué lo buscaban ni para qué.
Para Jesús el pan material es muy importante, les enseñó a pedir a Dios: “danos el pan de cada día”, pero el ser humano necesita algo más, por eso Jesús ofrece a sus discípulos un alimento que puede saciar para siempre el hambre de vida.
Después de veinte siglos de cristianismo, los que creemos en Jesús necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia está en creer en Jesucristo y seguirlo. Necesitamos pasar de la actitud de adeptos de una religión de «creencias» y de «prácticas» a vivir como discípulos de Jesús
La fe cristiana no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, sino en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús, el Señor. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús.
Ser cristiano exige hoy una experiencia de Jesús y una identificación con su proyecto. Para subsistir en medio de la sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús, el Señor.