Si hay una cultura de derechos humanos es en buena parte gracias a la Iglesia
VATICANO, 10 Jun. 15 / 01:28 am (ACI).- Defensa de la vida, igualdad y fraternidad entre los seres humanos, y respeto a la dignidad humana de los pobres, son algunas de las contribuciones más patentes que el cristianismo ha hecho a la cultura de los derechos humanos, afirmó Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, ante el Consejo de Europa.
La autoridad vaticana intervino el lunes 8 de junio en el Seminario de alto nivel »Construir juntos sociedades inclusivas: aportaciones al Encuentro de Sarajevo sobre la dimensión religiosa del diálogo intercultural», donde también afirmó que el respeto a la libertad religiosa es fundamental para el desarrollo de las sociedades democráticas.
Indicó que no pretende hablar “en nombre de otras culturas religiosas; pero creo que la contribución específica de la Iglesia Católica a una cultura común de los derechos humanos es patente, en diversas maneras”.
“Sin la contribución especial de la perspectiva religiosa sobre la persona…toda la cultura de los derechos humanos, incluso los de los no creyentes, resultaría enormemente empobrecida”, afirmó Mons. Gallagher.
“En primer lugar –señaló–, por la conciencia de una radical igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios. En segundo lugar, por el reconocimiento del valor de los menores entre nosotros, de los pobres y los marginados, de la dignidad de toda vida humana no importa cuán débil o precaria, desde la concepción hasta la muerte natural”.
“En tercer lugar, por la capacidad de transmitir una identidad religiosa que es a la vez firme y respetuosa con los demás, abierta al diálogo con otras religiones y visiones del mundo. Como puede verse fácilmente, estos son valores universales, y aunque no son exclusivos de la fe católica, esta última ha ofrecido y sigue ofreciendo una contribución única”, afirmó.
Mons. Gallagher añadió que “cada tradición religiosa puede y debe dar su propia contribución, también cuando es necesario encontrar una manera de relacionarse honestamente con otra, abrazando lo bueno que existe en todas las tradiciones e incluso invitando a la discusión sincera sobre las limitaciones percibidas en todas las tradiciones del pensamiento, ya sean religiosas o no».
Asimismo, señaló que la importancia de los “encuentros abiertos y respetuosos entre las tradiciones religiosas y entre ellas y el mundo social y político”, para la cohesión social. En ese sentido, recordó que “la dimensión religiosa sigue siendo un punto de referencia para millones de personas en Europa, lo que afecta a sus decisiones y, en mayor o menor medida, a su identidad”.
“Es una dimensión que está en continua transformación, debido a las nuevas formas religiosas de vida y a los profundos cambios experimentados en las comunidades religiosas que han estado durante mucho tiempo presentes en Europa. Para que el diálogo intercultural dé sus frutos, debe abarcar no sólo la dimensión religiosa en general, sino también interactuar con determinadas confesiones religiosas con todas sus características históricas», indicó.
La autoridad vaticana explicó que “en el contexto actual de las sociedades multiculturales, el respeto de la libertad religiosa es uno de los factores fundamentales para evaluar el estado de salud de una democracia y si ésta puede considerarse como un verdadero hogar para todos”.
Por ello, señaló que “promover la libertad religiosa” es fundamental para prevenir y combatir “la violencia extremista y la radicalización, en la que están involucrados los gobiernos y las organizaciones internacionales, entre ellas el Consejo de Europa”.