San Juan Pablo II y la Presencia de María Santísima, Nuestra Madre
San Juan Pablo II, gran devoto de la Virgen María, nos recuerda la profunda presencia y protección de María Santísima, nuestra Madre en la vida de la Iglesia. En palabras del Salmo 89: “Descienda sobre nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos”. Esta oración simboliza la bendición que buscamos en nuestro trabajo y misión en el campo de Dios, bajo la guía amorosa de María.
La Virgen María en el Jubileo – Madre y Consuelo de la Iglesia
Durante estas jornadas jubilares, la presencia de la Virgen María se convierte en un pilar de apoyo y consuelo para la Iglesia. Ayer, unidos en el rezo del rosario, y hoy, en el Acto de Consagración, nos acercamos a María con espíritu colegial. Este acto, celebrado junto a numerosos obispos y sus fieles, es un recordatorio de la unidad de la Iglesia y de nuestra Madre siempre presente en nuestra fe.
La Virgen de Fátima – Signo de Unidad y Fe
Hoy, la venerada imagen de la Virgen de Fátima nos invita a revivir la experiencia de los apóstoles en el Cenáculo, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús. Bajo su intercesión, San Juan Pablo II nos anima a fortalecer nuestra fe, recordando que la Iglesia se construye en la unidad y en el amor que compartimos en Cristo y en María.
Reina de los Apóstoles, Madre de la Iglesia
María, Reina de los Apóstoles, nos guía y ora por nosotros para que el Espíritu Santo descienda abundantemente sobre la Iglesia, renovándola en unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Que la Madre Santísima de Jesús ilumine nuestras vidas y nuestra misión en el mundo, ayudándonos a ser testigos del amor y la paz de Dios.
María Santísima, Modelo y Madre de Todos los Cristianos
La devoción a María es un vínculo que nos une profundamente a Dios. Con la intercesión de la Virgen María, especialmente en la advocación de Nuestra Señora de Fátima, San Juan Pablo II nos recuerda la misión de la Iglesia: ser testimonio vivo de Cristo en el mundo, con el amparo maternal de María, nuestra guía y modelo de fe.