San Francisco de Asís patrón de la Acción Católica
La Acción Católica no cabe la menor duda que, en su actual modalidad, es el movimiento suscitado por la divina Providencia, en el seno de la Iglesia, para promover el Reino de Cristo en la sociedad moderna.
El sujeto que encarna con carácter predominante este movimiento y resulta por ello agente de esta obra cristianizadora, lo constituyen los seglares.
Mas no todos cualesquiera, sino su porción más selecta en el orden religioso y, por lo mismo, con aspiración constante a mayor perfección cristiana.
No se olvide que es una participación en el apostolado jerárquico y que este apostolado, para ser divinamente fecundo, no puede en ningún momento prescindir de la realidad permanente de Cristo en lo que es su Obra.
De donde el que se sienta llamado a participar en él, debe, ante todo, procurar esta compenetración vital con Jesús, para así «ir y dar fruto abundante y permanente; pues sin Él -Jesús- nada se puede hacer.»
De ahí que la parte técnica y organizadora de ese movimiento providencial debe ser tal que no extinga lo más mínimo, en los sujetos activos, ese espíritu de vida cristiana, «al cual, como dice San Francisco, todas las cosas deben servir.»
Por eso el inmortal Pío XI, verdadero organizador y propulsor de la Acción Católica, en todas las ocasiones que se le ofrecen, habla a los «amados hijos que militan en las filas de Acción Católica», y les exhorta a que se posesionen de sus luminosas lecciones, las conviertan en vida propia espiritual y las difundan después entre los hermanos, para ir así dilatando el Reino de Cristo.
En una palabra: han de aspirar a ser cristianos selectos; vale decir, de intensa vida cristiana.
Ahora bien; es norma de la Iglesia poner al frente de cada una de las organizaciones que fluyen de su seno, a un Santo, para que ejerza sobre ellas el respectivo patronato espiritual.
El Santo Patrón será un intercesor especial ante Dios, y, sobre todo, con el ejemplo de su vida, un modelo vivo para orientar las actividades de los miembros que las integran. ¿Tiene la Acción Católica ese patrón celestial?
Desde sus elementales orígenes se lo asignaron ya los Sumos Pontífices. Y el Santo escogido para modelo de vida cristiana en los miembros de Acción Católica, es San Francisco de Asís.
Primero, Benedicto XV, fundador de la Acción Católica Italiana, en el año 1916; luego, en 1923, cuando Su Santidad Pío XI revisó los estatutos de Acción Católica Italiana y los aprobó para toda la Iglesia, implícitamente reconoció este patronazgo.
Finalmente, en la Encíclica Rite expiatis, de 20 de abril de 1926, lo proclamó solemnemente, urgiendo, en consecuencia, a los fieles que se consagran a la Acción Católica, «a unir su voz con la de los numerosos hijos de San Francisco, para recordar y glorificar sus hechos, sus virtudes y su espíritu.»
Así lo entienden los comentadores de los documentos pontificios sobre Acción Católica, entre ellos P. Carlos Dabín, S. J. y doctor Eugenio Beitia.
Así se puede comprobar en el índice alfabético del tomo XVII de Acta Apostólica Sedis, y lo confirma la Indulgencia Plenaria que los miembros de Acción Católica de todo el mundo pueden ganar en el día de San Francisco de Asís.
¿Consecuencias? No son difíciles de sacar. Podríamos sintetizarlas en una Volver la mirada a Francisco de Asís y aprender en él la manera de llevar el Evangelio a la vida. Eso viene a decir Pío XI en la Encíclica Rite Expiatis:
«Es menester que nuestros hijos, los que trabajan según nuestros mandatos en el campo de Acción Católica, obren de acuerdo con la numerosísima Orden Franciscana, a fin de que los fieles cristianos abracen el mismo linaje de santidad que practicó San Francisco, tan ajustado a la pureza y sencillez de la doctrina evangélica.»
Fr. José Antonio Arnau, ofm
http://www.ofmval.org