Salvador Olivares celebró las Bodas de Oro de su ordenación sacerdotal en la parroquia de Jesucristo Redentor con una misa de acción de gracias a Dios por los 50 años de vida sacerdotal. Con él concelebraron los dos párrocos Brian y José Antonio. A esta Eucaristía de acción de gracias asistieron tanto feligreses como de amigos del tiempo en que Salvador fue responsable del Centro Parroquial. Entre otras cosas, Salvador en su homilía recordó sus tiempos de Seminario, los años previos a su ordenación, cuando tuvo que dar su sí al Señor para lanzarse a la gran aventura de su ministerio sacerdotal y su labor pastoral en los años previos a la creación de la parroquia. Dedicó un tiempo para dar gracias a Dios por todo el bien que había recibido de las personas entre quienes había desarrollado su trabajo pastoral. Al finalizar la Eucaristía continuó la celebración con una invitación a los asistentes.
La vinculación de Salvador a la parroquia Jesucristo Redentor se remonta al 22 de Octubre de 1991, cuando fue nombrado por el obispo D. Ignacio responsable Pastoral de lo que se llamó Centro Parroquial dependiente de la parroquia de S. Miguel. El obispo pretendía que se intentara poner en práctica las líneas pastorales aprobadas en la Asamblea Diocesana referidas a la vida parroquial. Tras su nombramiento y con la ayuda de un grupo de seglares, en el que no faltaron los jóvenes, organizaron el Centro Parroquial cuyas instalaciones habían servido anteriormente como sede de la Escuela de Magisterio “Escaccium”. El salón de actos se transformó en templo; lo que había sido la antigua capilla se acondicionó modestamente como capilla para reserva del Señor, celebraciones con pequeños grupos y momentos de oración con Él; las antiguas aulas servirían para la catequesis. Para decorar el templo se colocó en la pared central, detrás del altar, el “Cristo Vive”, un rostro de Cristo pintado por el salesiano Paco Fuentes sobre un gran lienzo blanco y que se había utilizado en las Pascuas Juveniles. De un poste de teléfonos se construyó una sobria cruz que se colocó junto al Cristo y un tronco retorcido y viejo encontrado en el campo sirvió de pedestal para colocar una pequeña Inmaculada. La iglesia se equipó haciendo acopio de todo tipo de mobiliario usado e inservible cedido por distintas entidades y particulares, incluida la megafonía.
Un domingo 16 de Febrero de 1992, cuatro meses después del nombramiento de Salvador como responsable del Centro Parroquial, se inauguró oficialmente con una Eucaristía presidida por el obispo. Con el entusiasmo, la animación y el apoyo de Salvador y el dejar hacer y dar responsabilidad a los seglares, se inició una experiencia pastoral de Iglesia, con mayúscula, que pretendía vivir, trabajar y servir a la comunidad desde las perspectivas de renovación que el Concilio Vaticano II había abierto a las Iglesias Locales y según el espíritu de las Conclusiones de la Asamblea Diocesana. Se tenía como objetivo ser una parroquia comprometida con los valores que nacen del Evangelio para poder ofrecerlos a la sociedad y que estuviera dispuesta a participar en la vida de la comunidad parroquial en actitud de acogida, oración y corresponsabilidad e integrada en el barrio en disposición de apertura, servicio y encuentro.
Por todo esto es por lo que después de haber celebrado sus bodas de oro en Zújar, su pueblo natal, con sus familiares y amigos, después de celebrarlo en su actual parroquia de S. Juan de Baza, ha querido también dar gracias a Dios por los cincuenta años de sacerdocio y por los cuatro años intensos de labor pastoral en esta parroquia de Jesucristo Redentor.