Salmo 8 – Diste dominio a tu Hijo sobre la obra de tus manos
R. Diste dominio a tu Hijo sobre la obra de tus manos.
¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Quiero adorar tu majestad sobre el cielo:
con la alabanza de los niños y de los más pequeños. R.
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies. R.
Reflexión del Salmo 8
Cristo, después de su Victoria sobre el pecado y la muerte, se ha sentado coronado de gloria y dignidad, a la derecha del Padre Dios.
Qué admirable es el Señor, pues, a pesar de que muchas veces hemos vagado lejos de Él, sin embargo, por medio de la fe y del bautismo, nos ha hecho, también a nosotros, partícipes de su Victoria y de su Gloria, muy por encima de todos los ángeles.
Este es el designio salvador de Dios sobre nosotros. Dios espera de nosotros una vida íntegra, un caminar en la fe, llenos de amor y de esperanza, con la mirada no embotada en los pasajero, sino puesta en los bienes eternos.
Por eso pidámosle al Señor que nos ayude a centrar sólo en Él nuestro corazón, pues teniéndolo a Él con nosotros, ¿quién podrá en contra nuestra?.
Si queremos algún día participar de la Gloria de Cristo a la diestra de Dios Padre, aceptemos, ya desde ahora, la salvación que el Señor nos ofrece, viviendo y caminando siempre en el amor, guiados por el Espíritu Santo, haciendo así de nuestra vida una alabanza, cada vez más perfecta, del Santo Nombre de nuestro Dios y Padre.