SALMO RESPONSORIAL 129, 1-4. 6c-8
R. ¡Yo pongo mi esperanza en ti, Señor!
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en Él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
Reflexión del Salmo 129
Desde lo más profundo de mis pecados clamo a Ti; Señor, escucha mi clamor. No hay nadie más que pueda realmente perdonar la multitud de mis faltas, que jamás podré ocultarte. Señor, ten misericordia de nosotros.
Y Dios tuvo misericordia de nosotros, pues nos envió a su propio Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Por tanto, no nos quedemos solo en clamar al Señor, en confesar nuestros pecados y en recibir su perdón.
Sabiendo que hemos sido renovados, como criaturas nuevas revestidas de Cristo, teniendo un corazón nuevo y un espíritu nuevo, comportémonos como hijos de la luz, dejando a un lado aquello que nos apartaba de Dios.
Nos había destinado a la ira divina por nuestra condición de pecadores, pues el mismo Dios, por medio de Cristo, nos ha salvado por pura gracia y nos ha llamado para que, junto con Él, participemos de la Gloria que le corresponde como a Hijo unigénito de Dios.