Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua [Vídeo]
EL LAICO EN LA IGLESIA
Fiel cristiano laico es en la Iglesia el que vive su vocación bautismal edificando el Reino de Dios y realizando su compromiso de evangelización del mundo haciéndose cargo de las complejas problemáticas de la realidad secular.
El laico es el que da testimonio desplegando su carisma en la Iglesia. Su identidad es distinta de la de los religiosos y los ministros ordenados; pero no por ello inferior, sino sencillamente distinta, tanto por el modo de pertenecer al sacerdocio de Cristo para su misión dentro del Pueblo de Dios y para su composición, como por su compromiso en el mundo.
Los fieles laicos tienen el deber de participar en el sacrificio de Cristo a través de la ofrenda de su vida y de sus obras y oraciones, de su apostolado, vida conyugal y trabajo cotidiano, todo ello realizado en la realidad secular.
La naturaleza o característica esencial del fiel cristiano laico hay que buscarla en el hecho de ser un bautizado y, como tal, incorporado a Cristo y perteneciente al Pueblo de Dios. Sin el laico no sólo no existiría el Pueblo de Dios, sino que no tendría razón de existir ningún ministerio ordenado.
La Iglesia es tal como la quiso Cristo Jesús, y se fue formando en la época apostólica, en la que la comunidad adquiría vida y consistencia mediante la predicación de los apóstoles acogida y encarnada, la participación en el partir el pan y la disponibilidad de los creyentes a vivir la peculiaridad de su pertenencia a Cristo según sus carismas y poniendo en común sus bienes
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA
1ª LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
– No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
– Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?
Jesús contestó:
– No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
– Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
Después de la Ascensión del Señor Jesús a los cielos su misión salvadora queda en manos de los Apóstoles, de la Iglesia, que la llevará a cabo por la acción del Espíritu Santo que la ilumina y apoya «hasta el fin de los tiempos».
La vida de la Iglesia adquiere su total responsabilidad al recibir el encargo de ser la depositaria del mensaje evangélico que ha de transmitir de generación en generación. Es el comienzo de una nueva etapa en el anuncio del Reino.
SALMO
Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
- Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R: - Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R: - Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R:
2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
El apóstol Pablo en su oración pide a Dios que infunda a los cristianos de Efesio «espíritu de sabiduría» para que lleguen a comprender lo sublime de la persona de Jesús que «ha sido resucitado y exaltado a la derecha de Dios Padre» y también para que comprendan la extraordinaria grandeza de los dones que Dios concede, por medio de Jesucristo, a los que creen en Él.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
– Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.
Palabra de Dios
COMENTARIO AL EVANGELIO La Resurrección de Jesús y su Ascensión no es «el final» feliz a las desventuras de su pasión y muerte, sino el principio de una etapa encomendada a quienes han de ser los testigos de la misión que Jesús realizó. Jesús, con su Ascensión, no se aleja de nosotros, sino que empieza a estar más cerca: «yo estaré con vosotros todos los días». Los seguidores del Señor Jesús no podemos quedarnos «mirando al cielo», sino que hemos de llevar la vida de Jesús a todas las personas para restaurar sus vidas, hemos de llevar la alegre y Buena Noticia donde los hombres y mujeres viven bajo una triste y sombría realidad. |
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
La Ascensión de Jesús, es una invitación a descender, a volver a la ciudad, a dejar las alturas y los montes y las nubes. Es una invitación a mirar ya al suelo, a poner manos a la obra de Jesús.
Difícil misión la del cristiano: sumergirse en la ciudad, politizarse, que es igual que hacerse ciudadano, mundanizarse, unirse a otros, lanzarse a gritar por calles y plazas que Jesús llevaba razón y que su proyecto es posible realizarlo, que todavía es posible recomponer este viejo rompecabezas de la familia humana, verdadera Babel de egoísmo e insolidaridad.
Hay que acabar con ese estado de cosas en el que unos estén sobre otros, hacer un mundo de hermanos y no de “soberanos”, es el desafío, la tarea del cristiano, el reto de la Ascensión, auténtica invitación a mirar al suelo, descendiendo a la ciudad hasta transformarla desde abajo y desde dentro. Con la Ascensión quedó para siempre clara una cosa: Con Jesús, Dios está en el suelo. Ahí es donde hay que mirar.
Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua [Vídeo]
Solemnidad de la Ascensión del Señor
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días».
Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?».
El les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra».
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir».
Salmo 47(46),2-3.6-9.
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.
El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios, canten,
canten a nuestro Rey.
El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.
Carta de San Pablo a los Efesios 1,17-23.
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos,
y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder
que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo,
elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro.
El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia,
que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.
Evangelio según San Mateo 28,16-20.
En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».
Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua de José Antonio Pagola
Confianza y responsabilidad
El evangelio original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge este mandato final de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
El Evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos.
Han de salir y desplazarse para alcanzar al «mundo entero» y llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación».
Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua [Vídeo] – Ciclo C
VIVIR LA PASCUA
Vivir la Pascua de Cristo significa una entrega sin reservas, una aceptación incondicional de la voluntad del Padre, no instalarnos en situaciones placenteras ni conformarnos con las libertades conseguidas, afrontando los problemas que se presentan en cada momento.
Vivir la Pascua significa creer en la esperanza, en el cambio cualitativo, en la propia superación de cada día. Significa aceptar al Dios que se hace presente y está en cualquier persona o acontecimiento o en cada sacramento.
Significa aceptar la sorpresa de Dios que es palabra, regalo, providencia, amor. Aceptar la sorpresa de la vida diaria, porque el futuro no está escrito.
Vivir la Pascua es dejar que el Señor resucitado exhale su aliento sobre nosotros, su Espíritu creador, para que seamos capaces de nacer de nuevo. Vivir la Pascua significa estar en Cristo, que es estar en la verdad y vivir en el amor, que es tener sus mismos sentimientos y responder a su llamada. Estar en Cristo es acompañar, es escuchar, es trabajar, es morir y vivir en Él.
1ª LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo.
Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?
Jesús contestó:
No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
Jesús abandona físicamente el mundo, pero su misión ha de ser mantenida, expandida y dada a conocer y esa es la labor de sus discípulos en aquel entonces y de nosotros, sus seguidores, ahora y ha de ser una labor realizada en cada momento de la historia y «aquí en la tierra».
Los seguidores de Jesús no podemos quedarnos plantados mirando al cielo, es necesario bajar a la arena de la vida diaria, para plantar en nuestra sociedad el mensaje salvador del Evangelio de Jesús.
SALMO
Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9
R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
• Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.
• Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.
• Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R.
2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios.
COMETARIO A LA 2ª LECTURA
El apóstol Pablo ruega a Dios que dé a los cristianos de Éfeso espíritu de sabiduría para que lleguen a conocer a Dios.
Llama su atención para que sean conscientes de la gran categoría que -por la resurrección de Jesús- tienen y la grandeza a la que han sido llamados. Al mismo tiempo pide al Señor que «ilumine los ojos del corazón» para que alcancen a conocer la gran esperanza a la que han sido llamados.
EVANGELIO
Conclusión del santo evangelio según san Lucas 24,46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
La Ascensión del Señor es el encuentro de los discípulos con Jesús resucitado y la acogida y "cierta comprensión" del mensaje pascual. Jesús, el Señor, les descubre el sentido profundo de las Escrituras, les envía como testigos a predicar la conversión de los pecados para todos los hombres.
Para esta ingente tarea, los discípulos cuentan con la ayuda del Espíritu que es quien guía el anuncio del Evangelio en el tiempo de la Iglesia.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
LA EUCARISTÍA DOMINICAL
Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; es muy fácil oír las lecturas de cada domingo y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie.
Para celebrar la Eucaristía es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús.
Durante la semana vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y publicidad.
El domingo o día de fiesta necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro, necesitamos escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús que nos traen verdad a nuestra vida, nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño.
Las palabras de Jesús nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza.
En la plegaria eucarística levantamos el corazón para dar gracias a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación, es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios.
Es una alegría poder reunirnos cada domingo los que creemos en Jesús, el Señor, para sentir la vida como regalo suyo y dar gracias al Creador.
La comunión con Cristo es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con Él y para dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu.
Reflexión para la Ascensión del Señor – Domingo de Pascua [Vídeo]
EL AMOR FRATERNO FUNDAMENTO DEL SEGUIDOR DE JESÚS
Jesús, al despedirse de sus discípulos, quiere recordarles algunos rasgos fundamentales que no deben olvidar si quieren ser fieles a su persona y a su proyecto. Lo primero que les dice es: «Permaneced en mi amor», que es vivir en el amor con que nos ama Jesús, el amor que recibe del Padre.
Ser cristiano no es en primer lugar un asunto doctrinal, sino una cuestión de amor. Lo importante será siempre no desviarse del amor. Permanece en el amor de Jesús quien pone en práctica el mandamiento fundamental del amor fraterno.
En cualquier época y situación, lo decisivo para el cristianismo es no salirse del amor fraterno. Jesús no presenta este mandato del amor como una ley que ha de regir nuestra vida haciéndola más dura y pesada, sino como una fuente de alegría.
Sin amor no es posible dar pasos hacia un cristianismo más abierto, cordial, alegre, sencillo y amable donde podamos vivir como «amigos» de Jesús. A nuestro cristianismo le falta, con frecuencia, la alegría de lo que se hace y se vive con amor.
A nuestro seguimiento a Jesucristo le falta el entusiasmo de la innovación, y le sobra la tristeza de lo que se repite sin la convicción de estar reproduciendo lo que Jesús quería de nosotros.
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA DEL DOMINGO
1ª LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10,25-26. 34-35. 44-48
Aconteció que cuando iba a entrar Pedro, Cornelio salió a su encuentro y se echó a sus pies. Pero Pedro lo levantó diciendo:
– Levántate, que soy un hombre como tú.
Y, tomando de nuevo la palabra, Pedro añadió:
– Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras.
Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió:
– ¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.
Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
Para Dios todos somos iguales y a todos nos ha salvado. El Espíritu Santo vino sobre todos los oyentes: judíos y paganos, y por tanto, confirma que Dios no hace distinción. Desde el principio la Iglesia abrió sus puertas a personas de toda raza, cultura y condición. La única condición es creer en Jesús y bautizarse.
SALMO
Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4
R. El Señor revela a las naciones su justicia.
2ª LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4,7-10
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
Dios nos manifestó su amor, ante todo al enviarnos a su Hijo para que tengamos vida en Él. El amor de Dios consiste en que Él nos amo primero enviando a Jesús, su Hijo, que nos trajo la salvación.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 15,9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.
Palabra de Dios
COMENTARIO AL EVANGELIO
Permanecer en el amor a Jesús, amar a los hermanos y hacerlo con el sacrificio de la propia vida, si fuera necesario, es el mensaje de Jesús antes de dejarnos.
La única manera de saber si somos discípulos de Jesús, sus seguidores y amigos, es si cumplimos el mandamiento del amor a los demás, en especial a los más necesitados.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
VIVIR AL ESTILO DE JESÚS
Jesús al despedirse de sus discípulos les dio un solo mandato: “que os améis unos a otros como yo os he amado». Jesús no quería que su estilo de amar se perdiera entre los suyos.
Si un día lo olvidaban, nadie los podría reconocer como discípulos suyos.
Las primeras generaciones de creyentes en Jesús resumían así su vida: «Pasó por todas partes haciendo el bien».
Jesús buscaba siempre el bien de las personas, ayudaba a vivir, su estilo de amar era inconfundible, era muy sensible al sufrimiento de la gente, no podía pasar de largo ante quien estaba sufriendo.
Quien ama como Jesús, vive aliviando el sufrimiento y secando lágrimas. Quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con compasión, está atento a cualquier llamada, está dispuesto siempre a hacer lo que pueda.
Los seguidores de Jesús, como Él, tenemos que estar junto a los más desvalidos, tenemos que hacer lo que podamos por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar confianza en Dios, sabiendo que no podemos resolver todos los problemas, pero sí algunos.