Reflexión para el segundo Domingo de Adviento [Vídeo]

Reflexión para el segundo Domingo de Adviento [Vídeo]

DIOS ESTÁ EMPEÑADO EN QUE SEAMOS FELICES

     Los primeros creyentes vieron en Jesús, antes que nada, una buena noticia. Una buena noticia trata siempre de un acontecimiento feliz que no es todavía conocido, aunque en el fondo, se espera que suceda y se busca.

     La mayor originalidad de Jesús consiste en anunciar de manera convencida que con Él comienza ya a realizarse una utopía que es tan vieja como el corazón del ser humano: la desaparición del mal, de la injusticia, del dolor y de la muerte. Jesús anuncia que algo nuevo se ha puesto en marcha en la historia, que la humanidad no camina sola, abandonada a sus propios recursos, que hay Alguien empeñado en la felicidad última del hombre, que hay Alguien que es bondad, acogida, liberación, plenitud, ese Alguien es Dios, nuestro Padre. 

       Esto lo cambia todo. Comienza una situación nueva en la que se nos invita a vivir nuestra existencia de una manera nueva construyendo una convivencia fraterna, hecha de justicia, verdad y paz. 

    Es posible que los que creemos en Jesús proclamemos el reino de Dios, pero no hagamos nada para que a nuestro alrededor haya más justicia, verdad y fraternidad. 

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 40,1-5. 9-11

Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle: que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.

Una voz grita en el desierto: preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que los montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.

Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-. Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios.

Mirad: el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres».

Palabra de Dios. 

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

     La 1ª lectura del profeta Isaías es un texto de los conocidos como «poemas de consolación», dirigidos al pueblo de Israel que está en el exilio en Babilonia, pero que ya vislumbra su próxima liberación.

El profeta interpreta la liberación del pueblo como el fin del castigo sufrido a causa de su infidelidad a Dios. Por eso, junto a la feliz noticia del perdón, el profeta hace una llamada a la conversión; una llamada a preparar el camino al Señor y a quitar los obstáculos que dificulten o retrasen su venida.       

Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. 

  • Voy a escuchar lo que dice el Señor:
    «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos».
    La salvación está ya cerca de sus fieles
    y la gloria habitará en nuestra tierra. R:
  • La misericordia y la fidelidad se encuentran,
    la justicia y la paz se besan;
    la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo. R:
  • El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
    La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R: 

2ª LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3,8-14

Queridos hermanos:
No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.
El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados y la tierra con todas sus obras se consumirá.

Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida!  Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos consumidos por el fuego y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con Él, inmaculados e irreprochables.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA 

     La venida definitiva del Salvador, de Cristo Jesús, era entendida por algunos de los primeros cristianos como un acontecimiento inminente. De ahí que vivieran intensamente esa espera. El Apóstol Pedro tuvo que salir al paso de los desalientos: el Señor viene y se hace presente continuamente.

Dios tiene una noción del tiempo muy distinta a la nuestra, ya que «mil años son como un día». Por eso tiene paciencia asombrosa para con el hombre, una paciencia amorosa porque «no quiere que nadie perezca sino que todos se conviertan».

Lo importante es que, cuando venga, nos encuentre en paz con Él. El día del Señor llegará, sin duda y ese día habrá, para siempre, «un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia». 

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: – Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos».

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: – Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Palabra de Dios  

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

    El Bautista anuncia la cercanía del Salvador y llama, fuertemente a la conversión como único camino para alcanzar la salvación. La conversión supone un cambio de actitud, una transformación interior, la conversión exige frutos. Allanar caminos es corregir, rectificar, luchar diariamente en nuestra vida y, así, hacer posible un mundo más justo, más humano. 

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

¿POR QUÉ NOS CUESTA TRABAJO HACER LAS COSAS DE OTRA MANERA?

    Nuestra vida es a veces una contradicción, porque mientras nos quejamos de casi todo, no hacemos nada para mejorar las cosas. La mayoría de las veces nos tapamos los oídos para no escuchar llamada alguna que nos obligue a cambiar, a pensar sobre el sentido de lo que estamos viviendo.

Sobre esto cada uno tiene sus propias excusas y razones con las que intentamos legitimar nuestra mediocridad: todos hacen lo mismo, yo no puedo ser una excepción, es difícil vivir de otra manera. Mientras tanto, atrapados por los afanes y preocupaciones de cada día, vamos perdiendo cada vez más el sentido de lo que es importante y de lo que no es. Poco a poco, caemos en la resignación: «yo soy así, eso es todo». 

      La verdad es que no nos atrevemos a pensar cómo podría ser nuestra vida si actuáramos de otra manera, no queremos vivir con metas más elevadas.       

      Dios comienza a ser algo real en nuestra vida cuando la vivimos de manera más humana, empezamos a escucharle cuando escuchamos lo mejor que hay en nosotros mismos.                                                            


Reflexión para el segundo Domingo de Adviento – Ciclo A

ABRIR CAMINOS NUEVOS

      A lo largo de los siglos, el profeta Juan el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros. Su mensaje se resume en el grito: «Preparad el camino del Señor».

Y ahora en nuestro tiempo, ¿cómo podemos preparar el camino para encontrarnos con Jesús? ¿Qué debemos hacer para acogerlo en nuestras comunidades?

       Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No basta con alimentarse sólo de doctrina religiosa como si Jesús fuera una sublime abstracción. Necesitamos dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano.

Tenemos que entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús, tenemos que reunirnos en torno al relato evangélico de Jesús, darle a Él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos y esperanzas.

           De los evangelios tenemos que aprender a vivir como Jesús nos pide. Los relatos evangélicos  nos tienen que servir para nacer a una fe nueva por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por obligación sino por atracción.

Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro de Baruc 5,1-9

Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da; envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».

Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios.

A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real.

Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios.

Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacer sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.

Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

   El Pueblo de Israel vive en el exilio y es esclavo de otros pueblos. Lo que fue un gran Reino se halla disperso, maltratado y humillado.

Solamente queda la esperanza en lo que volverá a ser. El Señor por boca del profeta Baruc ofrece a su pueblo un mensaje de alegría y esperanza a quienes estaban lejos «de la patria», sabiendo que Dios les guiará y les orientará con su esplendorosa luz.                          

SALMO 

Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1,4-6. 8-11

Hermanos:
Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.

Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús. Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.

Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.

Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

    El apóstol Pablo habla de la alegre esperanza y confianza que tiene en los cristianos de la comunidad de Filipos, porque estando como exiliados en medio de los paganos, sin embargo, la fe recibida, les hace vivir en la alegría y el gozo de su liberación por Cristo Jesús.

Manifiesta su gran alegría al saber que está respaldado por una comunidad cristiana que es consciente de su misión evangelizadora, que colabora con su apostolado, que vive y practica el Evangelio de Jesús, que es, en definitiva, una auténtica «comunidad de amor cristiano, de familia de Dios», aunque se encuentre dispersa en medio de un mundo hostil y pagano.     

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 3,1-6

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

– Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.

Palabra de Dios 

COMENTARIO AL EVANGELIO

      Juan el Bautista llamaba a la «conversión», proclamaba la necesidad de preparar los caminos al Señor para que todos vieran la salvación de Dios, predicaba un bautismo para la conversión y perdón de los pecados».      

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR

     Para allanar los caminos que hagan más fácil que el Señor venga a nuestras vidas y llegue a nuestro corazón necesitamos:

    Consolidar nuestra oración y nuestro tiempo de encuentro con el Señor para que nuestra fe sea recia, fuerte, madura, que convierta al Señor en centro fundamental de nuestra vida y cimiento de todo nuestro actuar.

     Consolidar el cimiento de nuestra formación para que la Palabra de Dios, y especialmente los sacramentos, el tiempo de reflexión, la lectura de un libro religioso, nos ayuden a aumentar el conocimiento del mensaje de Jesús, de su persona, sus obras y su vida, y así estemos en condiciones de encontrar respuestas a todas nuestras preguntas y dar razón de nuestra esperanza a quien nos lo pida.

     Necesitamos crecer en valores humanos, pero que son totalmente cristianos: la verdad, la responsabilidad, la solidaridad, el espíritu de sacrifico, la lealtad, el cuidado de los amigos, la fidelidad, la seriedad en el trabajo…

     Necesitamos sentido de la comunidad. El Señor no quiere que seamos islas ni tampoco nos hizo creyentes individualistas. Él nos quiso grupo, comunidad, gran familia en la que todos pudiéramos sentirnos y ser en verdad hermanos, sabiéndonos responsables los unos de los otros. Apoyarnos en la comunidad y ser miembros vivos de ellas es ser y actuar como Iglesia.


Reflexión para el segundo Domingo de Adviento [Vídeo]

1ª LECTURA

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20.

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:                              -¿Dónde estás?                                                                                                         Él contestó:                                                                                                                   -Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.                 El Señor le replicó:                                                                                                   -¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol que te prohibí comer?                                                                                                           Adán respondió:                                                                                                          -La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.                                   El Señor dijo a la mujer:                                                                                               -¿Qué es lo que has hecho?                                                                                               Ella respondió:                                                                                                              -La serpiente me engañó, y comí.                                                                                   El Señor Dios dijo a la serpiente:                                                                                  -Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.                                                                                   El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.     Palabra de Dios.

  COMENTARIO A LA 1ª LECTURA     Sirviéndose de un diálogo imaginario entre Dios y el ser humano creado por Él lo importante del texto del libro del Génesis es dar una explicación de la presencia del mal en el mundo que no procede de Dios, sino de la libertad humana mal utilizada. Dios siempre nos abre a la esperanza

 Salmo Responsorial: Sal. 97, 1. 2-3ab. 3c-4
R/ Cantad al Señor un cántico nuevo, porque
 ha hecho maravillas.

2ª LECTURA

Carta del apóstol S. Pablo a los Romanos 15, 4-9

Hermanos. Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, como es propio de cristianos, para que, unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas, y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la escritura: Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré tu nombre. Palabra de Dios.  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     En la carta que escribe el apóstol Pablo a los cristianos de Roma les hace un anuncio revolucionario y es que la Biblia no se escribió para los judíos, sino para todas las personas, que la Palabra de Dios no está encadenada al pueblo de Israel sino que es para la salvación del mundo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:                           -Alégrate, llena de gracias, el Señor está contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres.                                                                                                                           Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:                                                                                                                             – No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel:                                                                                                                     -Cómo será eso, pues no conozco a varón?                                                                       El ángel le contestó:                                                                                                     – El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.                                   María contestó:                                                                                                               -Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.                                              Y la dejó el ángel. Palabra del Señor.  

COMENTARIO AL EVANGELIO

    El mensaje del texto del evangelio de Lucas sobre la Anunciación es la confianza plena de María en Dios atreviéndose a decir “SI” a Dios, un SI que cambió la historia del mundo. Sí que manifiesta disponibilidad total para aceptar una misión que, a ojos humanos, parecía imposible realizar y que significaba, para una joven “arriesgarse por Dios”.

Segundo Domingo de Adviento – Ciclo B

¿Es posible la esperanza?

Los primeros creyentes vieron en Jesús, antes que nada, una buena noticia: «Buena noticia de Jesús el Cristo, el Hijo de Dios».

Una buena noticia trata siempre de un acontecimiento feliz que no es todavía conocido, aunque en el fondo, el hombre lo espera y lo busca.

Pero, ¿qué ha anunciado y ofrecido Jesús, que todavía no es conocido por los hombres aunque éstos lo esperan y buscan? ¿Hay todavía algo que los hombres de hoy siguen anhelando y que puede encontrar una respuesta en Jesucristo?

La mayor originalidad de Jesús consiste en anunciar de manera convencida que con Él comienza ya a realizarse una utopía que es tan vieja como el corazón del hombre: la desaparición del mal, de la injusticia, el dolor y la muerte.

Lo que Jesús llamaba el reino de Dios. Este es el anuncio de Jesús: algo nuevo se ha puesto en marcha en la historia. La humanidad no camina sola, abandonada a sus propios recursos. Hay Alguien empeñado en la felicidad última del hombre.

En el fondo de la vida hay Alguien que es bondad, acogida, liberación, plenitud: Dios, nuestro Padre. Esto lo cambia todo.

Comienza una situación nueva en la que se nos invita a comprender y vivir nuestra existencia de una manera nueva: construyendo el reino del Padre, es decir, construyendo una convivencia fraterna, hecha de justicia, verdad y paz.

Esta es la buena noticia y el reto, al mismo tiempo, de Jesús. «Sentimos que algo radical, total, incondicional, nos es pedido; pero nos rebelamos contra ello, intentamos rehuir su apremio, y no queremos aceptar su promesa».

Hay iglesias que parecen anunciar a un Dios, sin reino de justicia, verdad y fraternidad y hay humanismos que pretenden buscar el reino de una humanidad realizada, sin Dios.

No hay acceso a Dios nuestro Padre, sin una búsqueda dolorosa del reino de fraternidad. Dios no es indiferente y pasivo a la injusticia humana. No hay reino posible sino en Dios Padre, porque, en última instancia, el hombre no puede darse a sí mismo la salvación que anda buscando.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA DEL 2º DOMINGO DE ADVIENTO/B

1ª LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías 40,1-5. 9-11
Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle: que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.

Una voz grita en el desierto: preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro

Dios; que los valles se levanten, que los montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.

Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-. Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios.

Mirad: el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres». Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

La 1ª lectura del profeta Isaías es un texto de los conocidos como «poemas de consolación», dirigidos al pueblo de Israel que está en el exilio en Babilonia, pero que ya vislumbra su próxima liberación.

El profeta interpreta la liberación del pueblo como el fin del castigo sufrido a causa de su infidelidad a Dios.

Por eso, junto a la feliz noticia del perdón, el profeta hace una llamada a la conversión; una llamada a preparar el camino al Señor y a quitar los obstáculos que dificulten o retrasen su venida.

Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

  • Voy a escuchar lo que dice el Señor:
    «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos».
    La salvación está ya cerca de sus fieles
    y la gloria habitará en nuestra tierra. R:
  • La misericordia y la fidelidad se encuentran,
    la justicia y la paz se besan;
    la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo. R:
  • El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
    La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R:

2ª LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3,8-14

Queridos hermanos:
No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.
El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados y la tierra con todas sus obras se consumirá.
Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos consumidos por el fuego y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con Él, inmaculados e irreprochables. Principio del formulario

Palabra de Dios

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COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

La venida definitiva del Salvador, de Cristo Jesús, era entendida por algunos de los primeros cristianos como un acontecimiento inminente. De ahí que vivieran intensamente esa espera.

El Apóstol Pedro tuvo que salir al paso de los desalientos: el Señor viene y se hace presente continuamente. Dios tiene una noción del tiempo muy distinta a la nuestra, ya que «mil años son como un día». Por eso tiene paciencia asombrosa para con el hombre, una paciencia amorosa porque «no quiere que nadie perezca sino que todos se conviertan». Lo importante es que, cuando venga, nos encuentre en paz con Él. El día del Señor llegará, sin duda y ese día habrá, para siempre, «un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia».

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: – Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos».
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
– Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Palabra de Dios Final del formularioPrincipio del formulario

REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO

El Bautista anuncia la cercanía del Salvador y llama, fuertemente a la conversión como único camino para alcanzar la salvación. La conversión supone un cambio de actitud, una transformación interior, la conversión exige frutos. Allanar caminos es corregir, rectificar, luchar diariamente en nuestra vida y, así, hacer posible un mundo más justo, más humano.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

SOSPECHA SANTA

Nuestra vida es a veces una contradicción. Nos quejamos de casi todo, pero no queremos nada mejor. Adormecemos nuestro corazón y nos tapamos los oídos para no escuchar llamada alguna que nos obligue a cambiar, sería demasiado arriesgado. Todo, antes que reflexionar en serio sobre nuestra vida. Todo, antes que meditar sobre el sentido de lo que estamos viviendo.

¿Qué nos impide a nosotros iniciar una vida nueva? Cada uno tiene sus propias excusas pero, en el fondo, las razones con que intentamos legitimar nuestra mediocridad son parecidas: todos hacen lo mismo, yo no puedo ser una excepción, me han enseñado a vivir así, es difícil vivir de otra manera, ¿qué puedo hacer? Mientras tanto, cogidos por los afanes y preocupaciones de cada día, nos vamos alejando cada vez más de nuestro ser más hondo. Perdemos el sentido de lo que es importante y de lo que no es. Alimentamos lo que nos hace daño y no cuidamos lo que nos podría hacer vivir de manera digna y dichosa. Poco a poco, caemos en la resignación: «yo soy así, eso es todo». Es verdad que sentimos un cierto malestar. No es sólo culpabilidad moral o conciencia de pecado. Es algo más profundo: infidelidad a nosotros mismos. Pero no nos atrevemos a pensar cómo podría ser nuestra vida si pudiéramos empezarla de nuevo. No queremos vivir con metas más elevadas. Para iniciar un cambio de dirección en nuestra vida hemos de empezar por alimentar una sospecha santa: «Mi vida no ha terminado todavía, ¿por qué no puedo cambiar? Tal vez, me estoy perdiendo algo importante. Hay una felicidad que yo desconozco. Mi alma es más hermosa de lo que yo imagino. ¿por qué no voy a saborear la vida de otra manera?»

Dios comienza a ser algo real en nuestra vida cuando la vivimos de manera más humana. Empezamos a escucharle cuando escuchamos lo mejor que hay en nosotros.