Reflexión del evangelio para el 18 Tiempo Ordinario – Ciclo B (Juan 6,24-35)
EL CORAZÓN DEL CRISTIANISMO
José Antonio Pagola
La gente necesita a Jesús y lo busca. Hay algo en él que los atrae, pero todavía no saben exactamente por qué lo buscan ni para qué. Según el evangelista, muchos lo hacen porque el día anterior les ha distribuido pan para saciar su hambre.
Jesús comienza a conversar con ellos. Hay cosas que conviene aclarar desde el principio. El pan material es muy importante. Él mismo les ha enseñado a pedir a Dios «el pan de cada día» para todos. Pero el ser humano necesita algo más. Jesús quiere ofrecerles un alimento que puede saciar para siempre su hambre de vida.
La gente intuye que Jesús les está abriendo un horizonte nuevo, pero no saben qué hacer, ni por dónde empezar. El evangelista resume sus interrogantes con estas palabras: «y ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Hay en ellos un deseo sincero de acertar. Quieren trabajar en lo que Dios quiere, pero, acostumbrados a pensarlo todo desde la Ley, preguntan a Jesús qué obras, prácticas y observancias nuevas tienen que tener en cuenta.
La respuesta de Jesús toca el corazón del cristianismo: «la obra (¡en singular!) que Dios quiere es esta: que creáis en el que él ha enviado». Dios solo quiere que crean en Jesucristo pues es el gran regalo que él ha enviado al mundo. Esta es la nueva exigencia. En esto han de trabajar. Lo demás es secundario.
Después de veinte siglos de cristianismo, ¿no necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia está en creer en Jesucristo y seguirlo? ¿No necesitamos pasar de la actitud de adeptos de una religión de «creencias» y de «prácticas» a vivir como discípulos de Jesús?
La fe cristiana no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, superiores a las del antiguo testamento. No. La identidad cristiana está en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús el Cristo. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús.
Ser cristiano exige hoy una experiencia de Jesús y una identificación con su proyecto que no se requería hace unos años para ser un buen practicante. Para subsistir en medio de la sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús el Cristo.
XVIII Domingo del Tiempo ordinario – Ciclo B
TENEMOS QUE VIVIR COMO DISCÍPULOS DE JESÚS
En tiempos de Jesús la gente lo necesitaba y lo buscaba. Había algo en Él que los atraía, aunque aún no sabían exactamente por qué lo buscaban ni para qué.
Para Jesús el pan material es muy importante, les enseñó a pedir a Dios: “danos el pan de cada día”, pero el ser humano necesita algo más, por eso Jesús ofrece a sus discípulos un alimento que puede saciar para siempre el hambre de vida.
Después de veinte siglos de cristianismo, los que creemos en Jesús necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia está en creer en Jesucristo y seguirlo. Necesitamos pasar de la actitud de adeptos de una religión de «creencias» y de «prácticas» a vivir como discípulos de Jesús
La fe cristiana no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, sino en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús, el Señor. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús. Ser cristiano exige hoy una experiencia de Jesús y una identificación con su proyecto. Para subsistir en medio de la sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús, el Señor.
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA
1ª LECTURA
Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4. 12-15
En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: —« ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad». El Señor dijo a Moisés: —«Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: «Hacía el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios»». Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor de campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas dijeron: —«¿Qué es esto?». Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: —«Es el pan que el Señor os da de comer». Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
El texto del libro del Éxodo nos habla del hambre del pueblo de Israel en el desierto y la intervención de Dios en momentos de dificultades recibiendo el maná. Dios habla a su pueblo por medio de Moisés para decirle que no lo abandona en las dificultades, que Él es su alimento.
SALMO
Salmo 77, 3 y 4bc. 23-24. 25 y 54 (R.: 24b)
R. El Señor les dio un trigo celeste. – Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder. R.
– Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. R. – Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. R.
2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 17. 20-24
Hermanos: Esto es lo que os digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es Él a quien habéis oído y en Él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. Palabra de Dios
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
Para el apóstol Pablo nuestra condición de bautizados e hijos de Dios nos incita a manifestar las consecuencias de nuestra fe en Cristo en nuestra vida cotidiana. La actitud fundamental del que cree en Cristo es la de dejarse renovar por el Espíritu Santo, pasando de un modo de obrar humano a otro completamente nuevo, el que nos enseñó Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 24-35
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: —«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús contesto: —«Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: —«Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Respondió Jesús: —«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado». Le replicaron: —« ¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo». Jesús les replicó: —«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: —«Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: —«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed». Palabra de Dios
COMENTARIO AL EVANGELIO Jesús pide a los que le sigan que trabajen y se esfuercen para conseguir no el alimento que perece sino el que perdura para la vida eterna. También nos pide que creamos en Él, como enviado de Dios, que es el verdadero y único alimento para nuestra vida. |
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
UN DIOS SIN ATRACTIVO
Jesús trataba de comunicar a la gente su experiencia de Dios y de su gran proyecto de ir haciendo un mundo más digno y dichoso para todos.
Jesús quería despertar en sus discípulos el deseo de Dios. Les quería hacer ver que encontrarse con Él podía ser un descubrimiento inesperado, una sorpresa grande y para que lo entendieran les contó dos parábolas: la del labrador que «encuentra» un tesoro escondido en el campo y la del comerciante en perlas finas que «encuentra» una perla de gran valor y para hacerse con el tesoro y con la perla “venden todo lo que tienen»
Para Jesús el tesoro de sus seguidores tiene que ser encontrarse con Dios, un Dios que resulta tan atractivo, inesperado y sorprendente que quien lo encuentra, se siente tocado en lo más hondo de su ser. Ya nada puede ser como antes.
A nuestra religión le falta el «atractivo de Dios». Muchos cristianos se relacionan con él por obligación, por miedo, por costumbre, por deber…, pero no porque se sientan atraídos por él. Tarde o temprano pueden terminar abandonando esa religión. A muchos cristianos se les ha presentado una imagen tan deformada de Dios y de la relación que podemos vivir con él, que la experiencia religiosa les resulta inaceptable e incluso insoportable. No pocas personas están abandonando ahora mismo a Dios porque no pueden vivir ya por más tiempo en un clima religioso impregnado de culpas, prohibiciones o castigos.
Cada domingo, miles y miles de presbíteros y obispos predican el Evangelio, comentando las parábolas de Jesús y sus gestos de bondad a millones y millones de creyentes, sin embargo, es posible que no consigan atraer sus corazones hacia el Dios revelado en Jesús, ni transmitir el misterio de su Bondad.