Tu, que equilibras los sueños, que recorres mi pecho.
Tu que no ataste mis manos, que desgarras los lazos.
Tu, que has llegado a encontrar en mi debilidad
la verdad de mi intento.
Que has llegado a mostrar que se puede saltar
de comienzo en comienzo.
Tu, desordenas los días, renaces a medida.
Tú, que bloqueas el miedo con mirada y silencio.