PELÍCULA: Bella, una película sobre el amor más puro
El primer largometraje de Metanoia Films, hecho con poco presupuesto y pocos famosos, basado en un hecho real, ha resultado ganador —por gracia de Dios, dice Eduardo Verástegui— del Premio del Público en el festival de Toronto.
Las críticas a su favor en Estados Unidos son abrumadoras.
Muchos ya hemos escuchado sobre la conversión de Eduardo Verástegui, actor mexicano que iniciaba una exitosa carrera en México y en Hollywood.
Después de haber estado inmerso en el ambiente viciado del mundo de la farándula, un encuentro con Dios lo llevó a proponerse un cambio de valores, y a hacer de su vida algo que sirviera a Dios y al prójimo.
Según nos hemos enterado por una entrevista en el canal católico de EU, EWTN, su primera intención fue retirarse del mundo a una existencia de soledad y silencio.
Pero un sacerdote que ha tenido contacto con los medios lo desafió a que llevara su mensaje precisamente al mundo del espectáculo y a través del espectáculo.
La pregunta era: ¿Se puede? Porque ya estamos acostumbrados (y los mexicanos más) a pensar que sólo triunfa lo vulgar, lo inmoral, lo grotesco, lo deprimente, lo erótico, lo irreverente… la cultura de la muerte, pues.