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Palabra Dominical ¡Viva Cristo Rey!

Cristo Rey

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Palabra Dominical ¡Viva Cristo Rey!

Guión Domingo Solemnidad de Cristo Rey – Ciclo B

EL CRISTIANO TIENE QUE AMAR LA VERDAD

El evangelio de Juan de este domingo relata el dialogo entre Jesús y Pilatos. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: «Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad.

Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios.

Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad y sólo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos e hijas.

Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad.

Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación, aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo. Jesús, que no tolera la mentira o el encubrimiento de las injusticias, se convierte en «voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz».

Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar la voz de los que están sufriendo la grave crisis económica que padecemos y salir instintivamente en su defensa y ayuda.

Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Daniel 7, 13-14.

Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre.

Se dirigió hacia el anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

El profeta Daniel con un lenguaje un poco extraño para nosotros, describe la visión en la que «el hijo del Hombre» recibe de Dios el señorío universal.

La figura del «hijo de hombre», es la imagen del pueblo de Dios y que en el Nuevo Testamento será mantenida aplicada a Jesús.

SALMO
Sal. 92, 1ab. 1c-2. 5.

R/ El Señor reina, vestido de majestad

• El Señor reina vestido de majestad;
el Señor vestido y ceñido de poder. R:

• Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. R:

• Tus mandatos son fieles y seguros,
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R:

2ª LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8

Y de parte de Jesucristo, el Testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra.

Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos. Amén.

Mirad, que viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por él harán duelo todas las razas de la tierra.

Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, Aquel que es, que era y que va a venir, el Todopoderoso.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Juan nos presenta en el Apocalipsis al Príncipe de todos los reyes, entregando su vida para redimirnos de nuestros pecados. Por su muerte y resurrección, alcanzamos la vida.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Juan 18, 33-37

Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío?

Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo.

Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»

Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

El reino de Jesús se fundamenta en la verdad y en el amor, en la justicia y en la paz, por eso no es de este mundo.

La realeza de Jesús estriba en «dar testimonio de la verdad», pero de la verdad redentora. Es un reino que tiene su comienzo en este mundo y su plenitud en el Reino de los Cielos.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Más que hablar del Reino de Dios deberíamos hablar de Reinado de Dios en nuestro corazón, en nuestra vida. Él es el centro de toda nuestra existencia.

A Él le obedecemos, le servimos haciendo su voluntad. Cuando Jesús es nuestro Rey, cambia toda nuestra vida: Para nosotros ya lo más importante no es el dinero, ni el poder, ni el ser protagonista y estar por encima de todos, lo más importante es Dios y a Él dedicamos nuestra atención y nuestro interés.

Para nosotros ya lo más importante no es hacer nuestra voluntad, sino lo que Él quiere, lo que Él espera de nosotros, su voluntad. En el Padrenuestro decimos: “Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el cielo”

Para nosotros ya lo más importante no somos nosotros, sino que son los demás, porque Dios quiere que les amemos como Él les ama.

Para que el Reino de Dios venga a nosotros debemos intentar cambiar nuestro “chic” y así cambiarán nuestros criterios sobre todas las situaciones de la vida, cambiará el modo en el que hacemos frente a todas las circunstancias que se nos presentan; cambiará nuestra escala de valores, nuestro modo de tratar a los demás, la manera cómo estructuramos nuestra convivencia y nuestra sociedad.

El Reino de Dios se hará realidad cuando nosotros vivamos con coherencia el hecho de que Dios es nuestro Rey y lo manifestemos en actos concretos de nuestra vida diaria haciendo un poco más felices a los que tenemos cerca y construyendo una convivencia cordial y fraterna.


Festividad de Cristo Rey – Ciclo A

AL FINAL NOS EXAMINARÁN DE AMOR

    Los cristianos llevamos veinte siglos hablando de amor. Repetimos y repetimos constantemente que el amor es el criterio último de toda actitud y comportamiento de las personas.    

     Según el texto del juicio final se nos juzgará sobre lo que hemos hecho cuando nos hemos encontrado con alguien que nos necesitaba, sobre cómo hemos reaccionado ante los problemas y sufrimientos de personas concretas que hemos ido encontrando en nuestro camino. Lo decisivo de nuestra vida cristiana no son nuestros pensamientos ni nuestras creencias, no son nuestros sentimientos hermosos hacia los demás, ni nuestra compasión, lo importante y decisivo es ayudar a quien nos necesita.

No se trata de sentirnos satisfechos y tranquilos porque no hacemos a nadie ningún mal especialmente grave, lo importante es no cerrar nuestros ojos a las necesidades ajenas, sino echar una mano para que haya un poco más de justicia, solidaridad, tolerancia y amistad entre las personas con quienes convivimos diariamente. 

      El Reino de Dios ya está entre nosotros y Dios reina allí donde hay hombres y mujeres capaces de amar y preocuparse por los demás, capaces de ayudar, de echar una mano gratis. Se pueden encontrar acompañando a jóvenes toxicómanos, aliviando a ancianos solos, visitando enfermos, atendiendo a vagabundos, escuchando a gentes desesperanzadas, cuidando a niños abandonados o trabajando en diferentes servicios sociales.        

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA

Lectura del libro del profeta Ezequiel 34,11-12. 15-17 

Así dice el Señor Dios: 
– Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro. Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentra las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-. 

Buscaré las ovejas perdidas, haré volver las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente.

En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Dios: «He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».

Palabra de Dios. 


COMENTARIO A LA 1ª LECTURA              

El profeta nos muestra a un Dios que se presenta como un buen pastor que va a reconstruir la unidad de su pueblo elegido hasta hacer que haya un solo rebaño y un solo pastor. Formará un gran pueblo en donde reinará la armonía y la paz, porque el Señor es su único y auténtico «rey-pastor». 

Sal 22, 1-2a. 2b-3. 5. 6 
R. El Señor es mi pastor, nada me falta. 

2ª LECTURA

Lectura de la 1ª carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15,20-26a. 28 

Hermanos: 
Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección.

Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo como primicia; después, cuando él vuelva, todos los cristianos; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar, hasta que Dios «haga de sus enemigos escabel de sus pies». El último enemigo aniquilado será la muerte. Al final, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

Palabra de Dios 

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     La resurrección de Cristo y la de los cristianos no se pueden desvincular. Lo mismo que Cristo venció a la muerte resucitando también los que crean en Él resucitarán. Con la destrucción de la muerte por Cristo también quedará destruido todo poder y dominación del maligno en este mundo. Por eso, aunque el «Reino» de Cristo ha comenzado ya en este mundo, no tendrá su culminación hasta que todo esté purificado y victorioso en manos de Dios.                    

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,31-46 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
– Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. 
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. 
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. 

Entonces dirá el rey a los de su derecha: 
– Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. 

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. 
Entonces los justos le contestarán: 
– Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? 

Y el rey les dirá: 
– Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. 

Y entonces dirá a los de su izquierda: 
– Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. 

Entonces también éstos contestarán: 
– Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? 
Y él replicará: 
– Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. 
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Palabra de Dios  

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

    En el Evangelio de hoy Jesús nos habla de su última venida para la que convocará a todas las gentes y dirá a unos: «venid, benditos de mi Padre y heredad el reino preparado para vosotros». Es el momento definitivo de la implantación del Reino de Dios para reunir a unos en la bienaventuranza y para excluir a otros de la misma. El único requisito para pertenecer a ese Reino es el de «amar a Dios con toda el alma y al prójimo como a nosotros mismos».  

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

LO DECISIVO EN LA VIDA DEL CRISTIANO 

    El juicio de las naciones, es una imagen que nos provoca incertidumbre, desasosiego… porque aún no sabemos la sentencia. La clave para vivir con calma y paz es confiar en la misericordia de Dios, confiar en que su juicio, al que estamos destinados, sea misericordioso, porque en el fondo sabemos que podemos hacer más con los que tienen hambre y sed, podemos hacer más con los enfermos, podemos hacer más con los que sufren.

A veces nos preguntamos: ¿dónde está Dios? Es la pregunta que tantas veces nos hacemos. Dios está con el que sufre. Y allí es donde nos encontraremos con Él. 

    Lo que da valor a nuestra vida no es nuestra condición social, ni el talento personal o el éxito logrado a lo largo de los años, sino el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda que se traduce en hechos muy concretos que alivien      un poco el sufrimiento que hay en el mundo. Según las palabras de Jesús en el Evangelio, lo que hacemos o dejamos de hacer con los necesitados, se le está haciendo o dejando de hacer al mismo Dios encarnado en Cristo.

Este sorprendente mensaje nos pone a todos mirando a los que sufren. En cada persona que sufre Jesús sale a nuestro encuentro, nos mira, nos interroga y nos suplica. Nada nos acerca más a Él que aprender a mirar detenidamente el rostro de los que sufren con compasión.   


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