Paciencia y fe para ganar nuestras almas
¡El Diablo es el promotor de la prisa!
¡Siempre lleva prisa y trata de apresurar
a la gente para que cometa errores
más fácilmente!
¡Jamás debemos tratar de ir,
con nuestras propias energías,
más rápido que el Señor!
Cuando los hijos de Israel
Vagaban sedientos por el desierto,
el Señor le dijo a Moisés que supliría
agua en abundancia si él sencillamente
le hablaba a la piedra.
Sin embargo,
¡Moisés estaba tan furioso con aquellos
quejumbrosos rebeldes, que la golpeó
dos veces con violencia y cólera!
Hizo lo correcto, pero de mala manera,
y Dios se enardeció tanto que le dijo a Moisés:
«Por no haber confiado lo bastante en mí
–la impaciencia airada demuestra falta de fe
perfecta y de reposo en el Señor–
para que yo manifestara mi santidad ante los israelitas,
–para dar mejor ejemplo de fe en Dios y de la infinita
y amorosa paciencia de Dios para con Su pueblo–
les aseguro que no llevarán a este pueblo
hasta la tierra que les he dado”. (Num 20, 1-12)
Señor, te pedimos que nos enseñes
paciencia y fe, lo cual requiere tiempo.
¡Enséñanos a no andar con tanta prisa
y a no exigirnos tanto, como si tuviéramos
que actuar con nuestras propias fuerzas!
Señor, ayúdanos a aprender a confiar en Ti,
y a saber que Tú te encargarás de todo.