Ya no te quiero olvidar pues estás en mi mente
Con sin igual fijeza, ingenua y obsesiva,
Pues no hay obra que haga, que no estés insistente,
Con tu santa presencia, y gracia curativa
Te trasplanto a mi entraña y tu alma transparente
Es mi paz y mi guía en mi alma pasiva,
A la espera del Santo que limpio e inocente,
Transformará mi historia y dará nueva vida.
Sé que Cristo es mi dueño, y que tú lo entregaste.
La salvación de todos fue tejida en tu entraña,
Y sabiéndolo todo, no evadiste tu parte.
¿Como no he de quererte si fuiste mi contraste?
¿Como podré olvidarte, si fuiste la cabaña
Donde encontré refugio, donde hallé mi estandarte?