No aceptar un «no»
«En septiembre de 1980 -cuenta la Madre Teresa de Calcuta-, estuve en el Berlín Oriental, donde íbamos a abrir nuestra primera casa en un país bajo gobierno comunista. Llegué de Berlín Occidental con una hermana que debía quedarse allí para iniciar la labor. Habíamos solicitado el correspondiente visado, pero como no nos lo habían concedido todavía, le dijeron que sólo podría permanecer en el Berlín Oriental durante 24 horas; son muy estrictos en eso… Así pues, nos pusimos a rezar «Acordaos» a la Virgen, y al cabo de un rato, sonó el teléfono; no había nada que hacer: la hermana tendría que volverse conmigo… Pero como nunca aceptamos un «no» por respuesta, seguimos rezando y, al octavo «Acordaos», volvió a sonar el teléfono, lo cogí y una voz dijo: «Enhorabuena. Le han concedido el visado. Puede quedarse…» Le habían concedido un visado de seis meses, lo mismo que a otras hermanas. Al día siguiente, regresé a Berlín Occidental, dándole gracias a la Virgen».
Madre mía, auméntame la fe y que me dé cuenta de que las cosas que son para bien de Dios o de los demás, el «no» quiere decir «sigue rezando». Tú siempre nos escuchas.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.