Población: 13.000 h.
IDH: sin datos
Vademecum político
Años después llegó el neoliberalismo y se mandó usar aquello de países subdesarrollados. Alguien protestó porque parecía que se hablaba de países en un peldaño inferior, en un peldaño enterrado y subterráneo. Además se observó que esta nomenclatura llevaba a la parálisis, a la resignación .
Entonces se inventó lo de países en vías de desarrollo o países atrasados que ya los colocaba en la carrera, a punto de subir por la escalera del progreso con un final extraordinario, lleno de avances y riquezas a repartir. El Banco Mundial subvencionó las ambiciones y otros planes dictados por el Fondo Monetario Internacional.
Pero no pasó, más bien quienes empezaron ese recorrido, a cada paso que daban más se hundía su escalera. Sus patas estaban situadas sobre arenas movedizas y aún hoy deben pagar por aquellos préstamos y tanta gentileza. Por eso también se les conoce como países endeudados.
Las voces más asépticas y políticamente correctas desenfundaron un nuevo vocablo que no fuera ofensivo y se puso de moda lo de Países del Sur. Pero las leyes cardinales tenían errores: se tropezaron con pobrezas en el norte, en el este y en el oeste; y riquezas tremebundas en los sures, así que se debía buscar otra fórmula.
Por fin alguien atinó: se podría definir la situación de algunos países por las causas que hasta allí le condujeron. Así nacieron los países empobrecidos que tuvo la virtud de señalar con claridad el expolio que hizo de la pobreza espejo de la riqueza. Aún así surgían algunas dudas ¿la pobreza se mide en dólares? ¿Con el Producto Interior Bruto? ¿Quiénes son los verdaderamente pobres?
Mientras estábamos distraídos con esta discusión, a finales de 2008 las mandíbulas financieras no tuvieron piedad geométrica, nigeográfica, y casi todos los países enriquecidos, del Norte, centrales y arriba del todo en las clasificaciones del desarrollo, cayeron a tumba abierta. Sus gobernantes decidieron desproteger a la población para pagar los caprichos de la banca.
Se acabó con el problema filológico, todos, antes y ahora, son países desnudados.
Gustavo Duch
Ilustración de Miguel Carrasco
Nuestro concepto de “Desarrollo”
Nauru, una isla del Oceano Pacífico de 21 km2, es el país más pequeño del mundo después de la Ciudad del Vaticano y Mónaco, y es miembro de Naciones Unidas desde 1999. Su historia refleja el paso por ella de potencias extranjeras (Alemania, Australia, Japón) que la han “desnudado” de su cultura originaria.
En la cultura de cada sociedad, configurada a lo largo de miles de años, existe una manera peculiar de ver e interpretar la vida que no sólo se refleja en las religiones, sino en las relaciones con la naturaleza, con las personas, etc. Nuestra cultura, la de los países llamados “desarrollados”, no tiene por qué ser la que tiene todas las verdades y respuestas del mundo. Sin embargo, así nos parece cuando imponemos maneras de desarrollo a otros pueblos, como sus “salvadores”. Demostramos a menudo cierta prepotencia fruto de nuestra educación, que a menudo nos limita la capacidad de pensar desde puntos de vista diferentes. Pero de sobra sabemos los efectos de esta cultura nuestra sobre la naturaleza, sobre otras naciones y sobre nuestra propia sociedad.
Para ayudarnos a pensar (y a pensar de otra manera)
• De todos los términos del texto de hoy (países del Tercer Mundo, en vías de desarrollo, empobrecidos…), ¿cuáles son los que utilizo en mi lenguaje habitual? ¿Qué quiero decir con ello?
• ¿Soy consciente de los efectos de nuestra cultura sobre la naturaleza, sobre otras naciones y sobre nuestra propia sociedad?
• Cuando pienso en las personas migrantes y en sus culturas, ¿las veo más como una riqueza o como una amenaza?
Así dice el Señor Dios: «Sí, en el ardor de mis celos voy a hablar contra las otras naciones y contra Edom entero, que, con gran regocijo y profundo desprecio se apoderaron de mi tierra para saquearla y dejarla despoblada». (Ez 36, 5)
Perdona, Señor, nuestra prepotencia occidental. Ayúdanos a apreciar y respetar todas las culturas.
Para profundizar:
Información sobre Nauru en wikipedia.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
En el capítulo IV de la encíclica Sollicitudo Rei Socialis (nn. 27-34), Juan Pablo II habla sobre “El auténtico Desarrollo Humano“. Su contenido sigue siendo plenamente actual.
Los libros de Enrique Lluch Frechina “Por una economía altruísta” y “Más allá del decrecimiento” tratan sobre el concepto cristiano de “desarrollo humano”. Información sobre ellos en el blog del autor.
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