Salida de un colegio, cinco de la tarde: escucho a una madre metiendo prisa a sus dos hijos: “¡Vamos niños! Y , de pronto, me encuentro tarareando por dentro: “Vamos niños al sagrario que Jesús llorando está, pero al ver a tantos niños, muy contento se pondrá”. Esa canción acompañó mi infancia, allá por los años cuarenta y tantos y, por ese poder misterioso de la memoria, pervive aún en mí, aunque ahora ya no piense que Jesús está llorando en el sagrario.
Me da alegría imaginar que los niños que ahora cantan: “El amor lo cura todo, el amor perdona todo, el amor lo arregla todo”, a lo mejor un día, cuando tengan 60 o 70 años, se pondrán a tararearlo. Y volverán a pensar que es verdad, y que eso del amor es bastante más curativo que otros medicamentos.
Qué regalo el que haya llegado a mis manos y a mis oídos este nuevo CD de Migueli de canciones para niños cantadas por niños. De entrada, tienen ritmo y los estribillos son pegadizos, tanto que voy por los pasillos cantando bajito lo de “Hola María, ¿qué tal estás? Yo aquí jugando…¿y tú? Yo aquí volando…”
A los niños que cantan, casi “se les ve”, con los dientes mellados de los 6 a 8 años y voces de niños de verdad, no de “pequeños cantores de Viena” ni de Seises (caso de que los Seises, tan pausados y seriecitos, se pusieran a cantar).
Pero lo que más me ha cautivado han sido las letras, porque no es fácil hablar con sencillez de las cosas de Dios y Migueli lo consigue. Y encima con gracia. Porque a los niños de antes nos enseñaban a decir: “Jesús mío, te amo”, pero quizá el equivalente para un niño de hoy puede ser eso de “me caes muy bien”. Y una buena manera de que “les caiga bien” también el Espíritu Santo, es cantar que es “la fuerza por dentro, la luz de la cara, la gracia en el cuerpo, la fe en la mirada”.
¿Cómo no les va a apetecer hablar con un Dios que “es padre, madre, grande, cerca, amigo y corazón”? ¿Y qué mejor manera de hablar de la Iglesia que diciendo: “Somos un pueblo de muchos colores, de muchos olores, de muchos sabores. …”?
Fantástica también la “iniciación ecológica”: “Es un regalo este mundo cada mañana amanezco. El sol y todo en su sitio. Todo está bien hecho (…) Las hormigas trabajando, los pájaros por el cielo, y yo cuido este regalo cantando y viviendo”.
En fin, que a más de un teólogo le vendría bien reciclar su teología escuchando y tomando apuntes de las letras de este CD, tan lleno de sabiduría pero mezclada con esa frescura que Dios le ha regalado a Migueli…¡y que siga así muchos años más!.
Dolores Aleixandre, rscj