Durante su homilía, Monseñor Abanto pidió de manera especial para que los fieles y devotos del Señor de los Milagros podamos optimizar nuestras virtudes para ofrecerlas al Señor por amor.
“Pidámosle luz, gracia y fuerza para que sepamos corresponderle. Para que podamos nosotros también con nuestra vida decirle: Señor te quiero corresponder siendo un mejor hijo, un mejor padre, una mejor madre y esposa; un mejor cristiano, vecino y profesional. Quiero Señor optimizar mi vida para ofrecértela con amor”, reflexionó.
“Que el Señor de los Milagros nos ayude y nos prodigue una vez más su perdón. Solo experimentando su misericordia y sintiendo su presencia amorosa en nuestra vida podemos mirar al futuro con esperanza y salir de las situaciones adversas y dolorosas. Que ese fervor religioso nos lleve y nos ayude y sepamos bendecirte desde las pequeñas cosas para agradecerte, alabarte, glorificarte y santificarte cada vez más y mejor”, continuó.
En otro momento, Monseñor Abanto reconoció que una de las riquezas del pueblo peruano es la fe católica, manifestada pública y masivamente todos los años en la devoción al Señor de los Milagros en los tradicionales recorridos procesionales.
“Una de las riquezas de nuestro pueblo es la fe que tenemos. Nuestro pueblo tiene una fe firme, grande, inquebrantable, fuerte, a pesar de las circunstancias muchas veces adversas que nos tocan sobrellevar. Nosotros creemos, esperamos y confiamos en el Señor”, señaló.
“En esa imagen del Señor de los Milagros podemos llegar a descubrir ese amor maravilloso que el Señor tiene por la humanidad. Y por eso estamos aquí, porque sabemos lo que el Señor es capaz de hacer por nosotros. Nos fascina contemplar a Jesús crucificado porque allí podemos descubrir la inmensidad del amor de Dios”, prosiguió.
Finalmente animó a los miles de fieles congregados a bendecir a Dios con nuestras acciones ordinarias de cada día.
“Estamos llamados a bendecir a Dios viviendo de acuerdo a su vocación, cumpliendo fielmente nuestra misión, si en familia vivimos el amor mutuo, la comprensión, la fidelidad y el esfuerzo constante entre esposos e hijos para salir adelante, ahí se bendice al Señor”, recordó.
“El Señor de los Milagros aviva esa fe, fortalece nuestro corazón, nos da aliento, esperanza y nos fortalece para que podamos emprender mejor el camino”, culminó.
Concelebró con Monseñor Abanto, el Padre Raúl Pereyra, Párroco de Nuestra Señora de las Victorias, y el Padre Ricardo Medrano, Vicario Parroquial, así como sacerdotes.
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