A veces nos preguntamos por qué Dios no soluciona todos los problemas económicos y todos los males y enfermedades. Pero si Dios procediera así, nos ataríamos a este mundo y nos olvidaríamos del mundo futuro que es el que realmente importa, nos anclaríamos en la tierra y olvidaríamos el Cielo para el que fuimos creados. Y lo que es peor, seguramente utilizaríamos el bienestar que tenemos y la salud para pecar y así condenarnos al Infierno.
Pero también hay otro motivo por el que Dios deja las miserias en este mundo, y es para que nosotros, sus hijos, practiquemos la misericordia con nuestros hermanos. Porque donde hay enfermedad podemos visitar con palabras de consuelo, curar, medicar, alentar, rezar, y así con todas las miserias de este mundo. Si somos ricos o desahogados podemos socorrer a los pobres y necesitados. Es decir que Dios deja las miserias en este mundo para que practiquemos la misericordia y así seamos semejantes a Él que es Misericordioso. Como suele decirse “De tal palo tal astilla”, así debemos decir que de “Tal Padre tal hijo”.
¡Ay de nosotros si no aprovechamos este mundo para practicar la misericordia y vamos por la vida pensando solo en nosotros y pisoteando a los demás! Recordemos que Jesús en el Juicio Final, separará a las ovejas de los cabritos y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda, y juzgará según hayamos o no hayamos practicado la misericordia con nuestros hermanos.