Celebrado en Madrid del 9 al 12 de septiembre de 2010
MADRID.
ECLESALIA, 13/09/10.- Al finalizar las sesiones del XXX Congreso de Teología sobre Jesús de Nazaret, celebrado los días 9 al 12 de septiembre de 2010, que ha contado con una asistencia creciente con respeto a los últimos años, queremos hacer público un resumen de las reflexiones que han dado sentido a este congreso:
1. Siguiendo el Concilio de Calcedonia (año 451), aceptado por las diferentes Iglesias cristianas, reafirmamos en la doctrina de que Jesucristo “es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre”, por lo cual sus dos naturalezas, la divina y la humana, están unidas “sin confusión”. Se funden el Jesús histórico y el Cristo de la fe.
2. Desde planteamientos testimoniales, procedentes de cristianos de diferentes confesiones, comprometidos tanto en su dimensión espiritual como social, se reivindica, y reivindicamos, la figura de Jesús en la experiencia cristiana, como el objeto central de la fe y redentor de la humanidad. Hemos enfatizado la plena vigencia y actualidad de la figura de Jesús.
3. A la pregunta de Jesús a sus discípulos: “Y vosotros ¿quién decís que soy?”, creyentes católicos, ortodoxos y protestantes, en una manifestación de ecumenismo activo, han expresado la dimensión de la fe en un Jesús liberador, compañero de viaje, con plena actualidad para un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre… Un Jesús con frecuencia invisible pero que sigue estando próximo a quienes le invocan; un Jesús que dejó una herencia incorruptible: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
4. Las mujeres han ocupado un papel relevante, tanto por su presencia, como por las intervenciones femeninas en diversas sesiones del Congreso. Jesús mantuvo una relación de amistad con las mujeres, una relación en la que queda patente la complicidad y la sintonía que había entre ellos; capacidad de diálogo y de convivir en el silencio. La casa de Betania, con Marta y María, se convierte en un lugar de intimidad y de paz. Jesús de Nazaret abre una puerta de esperanza y produce seguridad, respeto y dignidad a las mujeres en medio de una sociedad que con excesiva frecuencia la rechaza, y en la que los órganos de decisión y poder procuran someterla y convertirla en instrumento de placer o servicio, reduciéndola a un plano de subordinación con respecto al varón; todo lo contrario a la práctica de la lapidación o a la negativa a la ordenación de mujeres, considerada arteramente por la jerarquía como un grave delito, al mismo nivel que la pederastia.
5. Los jóvenes han tenido una presencia activa, igualmente desde la dimensión ecuménica, en distintos momentos del Congreso, sobre todo en la parte festiva y en las mesas redondas. Son jóvenes que viven la fe en sus lugares de estudio o de trabajo, colaborando solidariamente en proyectos de testimonio y servicio, tanto en el terreno educativo como el social. Ellos también han dado respuesta a la pregunta ¿quién es Jesús para mí? Y ante las dificultades de diálogo entre generaciones, lanzan un reto: es más importante hablar con los jóvenes que hablar de los jóvenes. Es una juventud comprometida con la fe más allá de tomar la religión como un simple club social.
6. No ha faltado la perspectiva de Jesús desde otras latitudes, como ya es tradicional en estos congresos: África, un continente en guerra permanente, sometido a la explotación al servicio de multinacionales, y Latinoamérica, que lucha denodadamente por liberarse de leyes despiadadas del mercado al servicio de los poderosos. Jesús sigue presentándose como: camino de liberación para las clases más oprimidas, anunciando el Reino de Dios que, aún siendo una pequeña semilla, se afirma contra los imperialismos de toda índole; reafirmación de la intervención de Dios en la historia para producir una honda transformación; programa para construir una sociedad alternativa y contribuir a la solución de los desequilibrios sociales que existen entre el primer y el tercer mundo.
7. La actitud dialogante, acogedora, pacífica y respetuosa de Jesús ante los disidentes, adversarios e incluso enemigos, constituye la alternativa y el mejor antídoto frente a los fundamentalismos que resurgen con violencia y están instalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política. La voz de Jesús nos convoca a no olvidar el diálogo interreligioso como medio de aproximación y forma de resolver los conflictos ideológicos.
8. Revindicamos la hospitalidad como una de las actitudes fundamentales de Jesús de Nazaret que cuestiona en su radicalidad los comportamientos xenófobos y racistas de un sector importante de la ciudadanía y de algunos gobiernos europeos, que expulsan de su territorio a etnias y pueblos y enteros.
9. Desde el XXX Congreso de Teología se lanza un reto a los creyentes en Jesús: se ha acabado el tiempo de los silencios. Son tiempos de testimonio, de compromiso, de avivar la fe en Jesús de Nazaret, de seguir sus huellas, de hacer nuestras las demandas de servicio y solidaridad con los más deprimidos, de ayudar a implantar el Reino de Dios entre nosotros como reino de justicia, de paz, de libertad, de igualdad y de fraternidad-sororidad. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Madrid, 12 de septiembre de 2010.
Para más información: http://www.congresodeteologia.info
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