Se hizo público hoy el mensaje a los jóvenes, del Santo Padre Benedicto XVI, para la XXV Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el 28 de marzo, Domingo de Ramos, en todas las diócesis del mundo. El tema de este año es una frase del evangelio de San Marcos (Mc 10,17): «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?».
A continuación algunos párrafos del mensaje:
«La presente XXV Jornada representa una etapa hacia el próximo Encuentro Mundial de los jóvenes, que tendrá lugar en agosto de 2011 en Madrid, donde espero que sean muchos los que vivan este acontecimiento de gracia.
«Para prepararnos a esta celebración, quisiera proponerles algunas reflexiones sobre el tema de este año: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?», tomado del episodio evangélico del encuentro de Jesús con el joven rico, un tema ya afrontado en 1985 por el papa Juan Pablo II en una bellísima carta dirigida por primera vez a los jóvenes.
1. Jesús se encuentra con un joven
«Este relato expresa de manera eficaz la gran atención de Jesús hacia los jóvenes; su deseo de encontrarlos personalmente y de abrir un diálogo con cada uno de ustedes».
2. Jesús le miró y lo amó
«En el relato evangélico, san Marcos subraya cómo «Jesús, fijando en él su mirada, lo amó». En la mirada del Señor está el corazón de este especialísimo encuentro y de toda la experiencia cristiana. De hecho el cristianismo no es en primer lugar una moral, sino experiencia de Jesucristo, que nos ama personalmente, jóvenes o viejos, pobres o ricos; nos ama también cuando le damos la espalda».
«La conciencia de que Cristo ama a cada uno y siempre nos permite superar todas las pruebas: el descubrimiento de nuestros pecados, el sufrimiento, el desánimo. En este amor se encuentra la fuente de toda la vida cristiana y la razón fundamental de la evangelización: ¡si verdaderamente hemos encontrado a Jesús no podemos sino dar testimonio de Él a todos aquellos que aún no han cruzado su mirada con El!».
3. El descubrimiento del proyecto de vida
«El joven rico pregunta a Jesús: «¿Qué tengo que hacer?» La etapa de la vida en la que ustedes están inmersos es tiempo de descubrimiento: de los dones que Dios les ha otorgado y de sus responsabilidades. Es, también, tiempo de decisiones fundamentales para construir el proyecto de vida. Es el momento, por tanto, de que se interroguen sobre el sentido auténtico de la existencia y de que se pregunten: «¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Hay algo que me falta?».
«¡No tengan miedo de afrontar estas preguntas! Esperan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer sus auténticas esperanzas de vida y de felicidad. Para descubrir el proyecto de vida que puede hacerlos plenamente felices, escuchen a Dios, que tiene su diseño de amor sobre cada uno de ustedes».
4. ¡Ven y sígueme!
«La vocación cristiana brota de una propuesta de amor del Señor y solo puede realizarse gracias a una respuesta de amor. Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acepten con gozo también ustedes, queridos amigos, la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo».
«La tristeza del joven rico del Evangelio es la que nace en el corazón de cada uno cuando no se tiene el valor de seguir a Cristo, de cumplir la decisión justa. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!».
«En este Año Sacerdotal, quisiera exhortar a los jóvenes y a los chicos a estar atentos a si el Señor los invita a un don más grande, en el camino del sacerdocio ministerial, y a estar dispuestos a recibir con generosidad y entusiasmo este signo de especial predilección, emprendiendo con un sacerdote, con el director espiritual, el necesario camino de discernimiento. ¡No tengan miedo queridos jóvenes y queridas jóvenes, si el Señor los llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de especial consagración: Él sabe dar alegría profunda a quien responde con valor!».
«Invito, además, a quienes sienten la vocación al matrimonio a aceptarla con fe, empeñándose en poner bases sólidas para vivir un amor grande, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia».
5. Orientados hacia la vida eterna
«Interrogarse sobre el futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido pleno a la existencia, ya que orienta el proyecto de vida hacia horizontes que no son limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo, tan amado por el mismo Dios, a dedicarnos a su desarrollo, pero siempre con la libertad y la alegría que nacen de la fe y de esperanza. Son horizontes que ayudan a no considerar absolutas las realidades terrenas, sabiendo que Dios nos prepara una perspectiva más grande. Queridos jóvenes, los exhorto a no olvidar esta perspectiva en sus proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad».
6. Los mandamientos, camino del amor auténtico
«También a ustedes Jesús les pregunta si conocen los mandamientos, si se preocupan por formar la conciencia siguiendo la ley divina y si los ponen en práctica. Se trata de preguntas contracorriente respecto a la mentalidad actual, que propone una libertad desligada de valores, de reglas, de normas objetivas e invita a rechazar todo límite a los deseos del momento».
«Dios nos da los mandamientos porque quiere educarnos en la verdadera libertad, porque quiere construir con nosotros un Reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y ponerlos en práctica no significa alienarse, sino encontrar el camino de la libertad y del amor auténticos, porque los mandamientos no limitan la felicidad, sino que indican cómo encontrarla».
7. Los necesitamos
«Los que hoy viven la condición juvenil tienen que afrontar muchos problemas derivados del desempleo, de la falta de referencias ideales seguras y de perspectivas concretas para el futuro. A pesar de las dificultades: ¡no se dejen desanimar y no renuncien a sus sueños! Cultiven en cambio en el corazón grandes deseos de fraternidad, de justicia y de paz. El futuro está en las manos de quienes saben buscar y encontrar razones sólidas de vida y de esperanza».
«En mi reciente encíclica sobre el desarrollo humano integral, «Caritas in veritate» citaba algunos de los grandes retos actuales, que son urgentes y esenciales para la vida en este mundo: el uso de los recursos de la tierra y el respeto de la ecología, la justa división de los bienes y el control de los mecanismos financieros, la solidaridad con los países pobres en el ámbito de la familia humana, la lucha contra el hambre en el mundo, la promoción de la dignidad del trabajo, el servicio a la cultura de la vida, la construcción de la paz entre los pueblos, el diálogo interreligioso, la buena utilización de los medios de comunicación social».
«Son retos a los que están llamados a responder para construir un mundo más justo y fraterno. Son desafíos que requieren un proyecto de vida exigente y apasionante, al servicio del cual depositar toda la riqueza según el proyecto que Dios tiene para cada uno de vosotros».
«En este Año Sacerdotal, los invito a conocer la vida de los santos, en particular la de los santos sacerdotes. Verán que Dios los guió y que encontraron su camino día a día, precisamente en la fe, en la esperanza y en el amor. Cristo llama a cada uno de ustedes a comprometerse con Él y a asumir sus responsabilidades para construir la civilización del amor».+