Mensaje de monseñor Martín Fassi – Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
EL AMOR PUEDE MUCHO MÁS
Por monseñor Martín Fassi
Dicen que uno de los caminos más largos que el hombre tiene que recorrer es de la cabeza al corazón y del corazón a la cabeza. Geográficamente es muy chiquito, pero a veces nos lleva toda una vida poder integrar la cabeza y el corazón, el pensamiento y el sentimiento, las ideas y las pasiones.
Muchas veces pensamos que son las ideas las que transforman la realidad, que transforman la sociedad, que van transformando la historia, y en parte es verdad porque las ideas nos guían, nos iluminan, nos marcan el horizonte, nos sostienen en los grandes ideales. Pero como decimos siempre: el amor puede mucho más.
Lo que transforma la realidad, lo que transforma la historia, es la pasión que ponemos en las cosas que hacemos, cuando ponemos corazón a las cosas.
Jesús nos muestra el corazón del Padre Dios; Jesús es el corazón de Dios; Jesús es la compasión que Dios tiene por la humanidad, el amor inmenso; el corazón de Jesús nos muestra el corazón de Dios.
En el momento más fuerte de gesto de amor de Jesús, que fue en la cruz, nos dice el Evangelio que una lanza le abrió su costado, y ahí, desde el principio de la Iglesia, los cristianos vieron ese costado abierto, el corazón abierto de Jesús.
El corazón abierto de Jesús es la puerta para entrar al Padre.
La devoción al Sagrado Corazón en la Iglesia nos lleva a esta intimidad de Dios, nos lleva a darnos cuenta la pasión que Dios tiene por el mundo, el amor que Dios tiene por el mundo.
Como nos dice la palabra de Dios: «Dios amó tanto al mundo que le entregó a su propio hijo».
¿Cómo desconfiar de la presencia de Dios en nuestra historia si nos dio a su propio hijo?
El corazón de Jesús es el amor definitivo que Dios tiene por la humanidad.
La devoción al Sagrado Corazón nos ayuda a sentirnos más comprendidos por el Señor Dios.
«Vengan a mí», dice Jesús, «todos los que están todos los que están cansados y agobiados que yo los voy a aliviar». ¡Qué preciosas palabras que nos consuelan!
«Carguen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón».
«Manso y humilde de corazón» significa un hombre pacificado; un hombre reconciliado; un hombre fuerte, fortalecido por una pasión, no solamente por una idea, sino por una idea de la que se ha enamorado.
El corazón nos muestra como Jesús es un enamorado de Dios y un enamorado del Hombre.
¡Ojalá que en este día del Sagrado Corazón de Jesús», nosotros como discípulos de Jesús, también podamos apasionarnos por el Evangelio, apasionarnos por el Reino de Dios, y amar tanto como Jesús ama tanto el proyecto de Dios, como a la Humanidad.
(*) Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Isidro.