Los seguidores de JESÚS constructores de ESPERANZA, JUSTICIA y SOLIDARIDAD
Son muchas cosas las que oscurecen la esperanza de multitud de personas en nuestra sociedad: el paro, la pobreza, la pérdida de derechos, la falta de ayudas, la exclusión, el desamparo, la falta de futuro…
Los que seguimos a Jesús debemos construir y potenciar lo comunitario, porque éste es el único camino de humanización y de esperanza para incidir en todo aquello que atenta contra los derechos de las personas.
Construir comunidades, grupos humanos solidarios, donde todos están vinculados los unos a los otros, porque sienten que la suerte que pueda correr su prójimo es su misma suerte; lo que a él le ocurre, a mí me ocurre.
Debemos hacer posible que nuestras comunidades y grupos sean de acogida y fraternidad, donde las personas sean capaces de vivir y convivir juntas, donde seamos capaces de crear espacios comunitarios, solidarios y proféticos que hagan realidad otro mundo posible, otra forma de relacionarse y convivir desde valores como la generosidad, la solidaridad, el espíritu de cooperación y participación, la justicia y la gratuidad.
Una comunidad, un grupo humano, que viva y conviva así, será una comunidad de esperanza que contagie Esperanza con mayúscula. Será una comunidad de auténticos seguidores de Jesús.