«En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Los sacó de las sombras tenebrosas y rompió en pedazos sus cadenas.» Salmos 107:13-14 (NVI)
Liberate
La sensación de los mineros que fueron rescatados era la misma en todos. Habían padecido la angustia de quedar sepultados vivos en el fondo de la tierra y deseaban con toda el alma ser liberados. Pero no dependía de ellos. Estaban encadenados al fondo de la mina y no podían librarse. Solo aquel que estuvo presionado y sin salida puede entender lo que se siente cuando salís de la capsula y te encontrás nuevamente al aire libre.
David había estado en una situación semejante. Y conocía las sensaciones. Había permanecido en sombras tenebrosas durante largo tiempo, encadenado y sin esperanzas. Por eso puede escribir con esta convicción. Si nunca te pasó nada grave, tal vez estas palabras suenen a película de ciencia ficción. Pero si estuviste encerrado, física o espiritualmente; seguramente comprenderás la expresión de David.
No siempre la peor cárcel es la física, ni las cadenas más duras de romper las que nos atan las manos. Hay sombras más duras y tenebrosas que la oscuridad de una mina, y ligaduras más sólidas que cuestan más romper que una serie de eslabones de hierro. Hay temores, angustias, problemas, soledades, que duelen más que el encierro físico, que lastiman más que una puerta cerrada, que inmovilizan más que las cadenas en los tobillos.
¿Cuál es la cadena que hoy te tiene atrapado? ¿Cuál es la cárcel que te tiene prisionero, aunque vayas al trabajo o al colegio todos los días, aunque viajes en colectivo y salgas los fines de semana? Tal vez la escondas muy bien y nadie se de cuenta lo que estás sufriendo. Tal vez la tristeza está bien disimulada y hacés notar que todo está bien. Pero en tu interior, las sombras de tu problema te esclaviza y las cadenas de tus angustias te sojuzgan.
David vuelve a darte la solución permanente para un problema actual. En tu angustia podés clamar a Dios, Él siempre escucha, nunca se olvida de tus pedidos y siempre responde. Dios hoy quiere liberarte de la cárcel de donde no podés salir solo, y quiere ofrecerte la libertad de su presencia. La condición que El pone es que vos clames. Hacelo
REFLEXIÓN — Liberate.