Decálogo para la Fe
1. Agárrate fuertemente a la vida.
No dejes que nada ni nadie te diga que no merece la pena
hacer algo por la dignidad de los demás. Jesucristo
nos precedió en ese afán: “lo que hagáis a cada uno
de estos mis humildes servidores a mí me lo hacéis”
2. Sal al encuentro de aquellos que más te puedan necesitar.
Si Dios se rebajó en la noche de Navidad y, nuevamente,
se humilló en una cruz alzada en Viernes Santo
¿no vamos hacer nosotros algo en su nombre?
3. Cuida la gran obra maestra de Dios: la resurrección.
Que se note que eres hijo de la Iglesia. Que estás impregnado
por la fuerza del Espíritu. San Pablo nos lo recordó sencillamente
“Estad alegres en el Señor”
4. No te quedes de brazos cruzados.
Haz algo por promover, en el sendero de la vida, el camino
de las bienaventuranzas. Con la sencillez, la verdad, la justicia,
la paz o la fortaleza, irás trazando tu propio camino de salvación.
5. En medio de las dificultades sé fuerte, sé valiente.
No tengas miedo en manifestar públicamente tus convicciones.
La luz, para los que están acostumbrados a vivir en una caverna,
siempre hiere y molesta.
6. Procura ir al encuentro del Señor.
No lo busques en sepulcros cerrados. En la vida de las personas,
en los pobres, en los tristes, en los que necesitan una palabra
de aliento….puedes toparte con Jesús.
7. No pierdas la esperanza.
Aunque te aturdan ciertos acontecimientos. Aunque creas
que “no está de moda el creer”. Permanece fiel en aquello
en lo que fuiste bautizado: Jesús Hijo de Dios, muerto y resucitado.
8. La fe no es fácil.
Nunca lo ha sido. La Pascua te puede ayudar, con el testimonio
de los Apóstoles, a recuperar el brillo de tu esperanza, la alegría
de tu fe. Contrasta tu fe con alguien.
9. Mira al mundo y mira a Dios.
Mira al cielo y no olvides la tierra. La resurrección de Cristo
pone delante de nuestros ojos las lentes del optimismo y del futuro:
otra ciudad nos espera. Merece la pena creer, vivir y seguir a Cristo.
10. Contagia tu fe.
¿Cuánto hace que no hablas de tu ser cristiano con los demás?
Proclama lo que tienes dentro. No te avergüences de modelar
tus criterios, tu familia o tu trabajo desde y con el Evangelio.
P. Javier Leoz