Yo soy…
Llámame, YO SOY, La Luz, La fuerza y el Amor:
Cuando en las horas de intenso disgusto,
el desaliento te invade el alma, y las lágrimas
te afloran en los ojos, búscame:
Yo Soy Aquel que sabe sofocar el llanto
y detener las lágrimas.
Cuando te juzgas incomprendido de los que te circundan
y veas que a tu alrededor hay indiferencia, acércate a Mi:
Yo Soy la luz sobre cuyos rayos se aclaran la pureza
de tus intenciones y la nobleza de tus sentimientos.
Cuando se extingue el ánimo para arrastrarte
en las viscisitudes de la vida y te hallares
en la inminencia de desfallecer, llámame:
Yo Soy la fuerza capaz de remover las piedras
de los caminos y sobreponerte a las adversidades
del mundo.
Cuando te azote la pobreza y ya no supieras
dónde reclinar la cabeza, corre junto a Mi:
Yo soy el refugio en cuyo seno encontrarás amparo
para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, en los momentos
de mayor aflicción y te consideres incapaz
de conservar la serenidad de espíritu, invócame:
Yo Soy la paciencia que te hace vencer los trances
más dolorosos y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando la tristeza y la melancolía te inundan el corazón
y todo te causa aborrecimiento, llámame:
Yo Soy la alegría que te sopla un aliento nuevo
y te hace conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando uno a uno te fenecen los ideales más bellos
y te sientes en el auge del desespero, apela a Mi:
Yo soy la esperanza que robustece la fe
y te calienta los sueños.
Cuando la impiedad te rechaza al revelarte las faltas
y experimentas la dureza del corazón humano, procúrame:
YO soy el perdón que te levanta el ánimo y promueve
la rehabilitación de tu espíritu.
Cuando ya no pruebas la sublimidad de una afección
tierna y sincera y te desilusionas del sentimiento
de tus semejantes, aproxímate a Mi:
Yo soy la renuncia que te enseña a olvidar ingratitudes
de los hombres y la incomprensión del mundo.
Por último y cuando por fin quisiera saber quién Soy,
pregunta al riacho que murmura y al pájaro que canta,
a la flor que desabrocha y a la estrella que centellea,
al joven que espera y al viejo que recuerda.
Llámame Amor: el remedio para todos los males
que te atormentan en el espíritu:
¡YO SOY JESÚS!
Muchas veces creemos que los problemas no tienen
solución y nos resignamos a perder y no luchar,
olvidando aquellas palabras de «lo que es imposible
para los hombres es posible para Dios».
Sin importar la situación, sin importar lo difícil que parezca
siempre hay una solución para quienes confían en Dios…
¿Confías tú?
Evangelio del día 27 de junio con el Padre Guillermo Serra
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