Los escollos son para superarlos…
Es frecuente que poetas y filósofos
Comparen la vida con un río que baja
desde los montes hasta el mar.
Se ensancha en unos lugares
y se estrecha en otros.
Recorre tranquilamente plácidos
valles y llanuras.
Los trechos de calma se intercalan
con rápidos turbulentos y espumosos
que caen en lagunas cristalinas.
Sus aguas fluyen incesantes
hasta diluirse en el ancho mar.
Al igual que un río, una vida hermosa
es aquella que en cada una de sus etapas
–sean éstas serenas o torrentosas–,
se encomienda en manos de Dios y
fluye a tenor de Su voluntad.
Pero ¿qué suele ser lo que atrae más
a los turistas, fotógrafos, artistas y demás?
¿Qué despierta más admiración?
¿Los meandros que traza el río serenamente
a través del llano? No. Es la majestuosa
catarata, en la que el río se deja caer
de lleno en un profundo abismo rocoso.
Si se observa detenidamente, en medio
del mismo se puede descubrir un arco iris.
Todos disfrutamos de la placidez de los valles
y las llanuras, y a veces desearíamos poder
quedarnos allí para siempre.
Pero la vida continúa. Dios sabe
lo que hay tras el siguiente recodo,
y Él nos guiará a través de los estrechos
desfiladeros, los torrentes espumosos,
e incluso esas cataratas que, por momentos,
parecen detenerle a uno el pulso.
Si tu mano está firmemente asida
de la Suya, no solo podrás superar
los problemas y peligros de la vida,
sino que esos retos hasta te resultarán
emocionantes.
Evangelio del día 8 de octubre con el Padre Guillermo Serra
Disfruta cada día de la Palabra de Dios y compártela para que llegue a los corazones de tantos cristianos que necesitan este alimento diario.