Como Zaqueo, Señor
Quiero ser pequeño, para luego,
ver y comprobar que Tú eres lo más grande.
Quiero sentir mi pecado y mi debilidad
para, luego, gustar que Tú eres la santidad y la gracia,
la vida y la verdad, altura de miras hontanar de bondad.
Como Zaqueo, Señor.
Quiero ascender al árbol de la oración
y, agarrado a sus ramas, saber que Tú en ella
me tiendes la mano y me acompañas,
me proteges y, al oído, siempre me hablas,
me auxilias, y en mis caminos,
me alumbras con la luz de tu Verdad.
Como Zaqueo, Señor.
A veces me siento pecador y egoísta,
usurero y con afán de riquezas.
Por eso, Señor, como Zaqueo,
quiero ser grande en aquello que soy pequeño
y, diminuto, en aquello que soy gigante.
¿Me ayudarás, Señor?
No pases de largo, Jesús mío.
Que son muchos los tropiezos,
los que de saltar para llegarme hasta tu encuentro.
Que son incontables los intereses y, a veces las personas,
que me impiden darme el abrazo contigo.
Como Zaqueo, Señor.
En la noche oscura de mi alma
haz que nunca me falte un árbol donde remontarme
Una rama donde agarrarme.
Un tronco donde apoyarme para que, cuando pases,
aunque, por mi cobardía, no te diga nada,
Tú, Señor, me digas… ¡en tu casa quiero yo hospedarme!
P. Javier Leoz
Evangelio del día 4 de noviembre con el Padre Guillermo Serra|
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