Mi vida era sólo vida
Mi vida era triste, mi vida era vacía,
no había emociones, amores ni pasiones,
mi vida era sólo vida, yo no vivía mi vida.
Era tan sólo vida vivida, porque era vida.
Mi vida con sus problemas,
mi vida con sus vivencias,
así transcurría mi vida,
y sólo la vivía día tras día,
sin Fe ni esperanza,
y siempre andaba ciego por la vida.
Hasta que vino a mi vida
Aquél que nos dio la vida.
Él me enseñó a amar,
sacó las vendas de mis ojos.
Él me enseñó cómo vivir la vida
y me mostró todo lo que Él
nos había regalado en esta vida.
la naturaleza, el mar, el amor…
Y así empecé a disfrutar la vida,
desde una hoja, caída en el otoño,
hasta un capullo recién brotando,
en una linda primavera.
Desde una gota de lluvia,
caída en un invierno crudo,
hasta la rosa ya crecida,
en un caluroso verano.
Ahora vivo yo la vida,
no es simplemente vida,
Vive Dios en mí vida,
y yo vivo en Dios, que es Vida.
P. Ignacio Larrañaga