Portavoz de tu paz, Señor
Sin miedo a los nuevos retos
y con las puertas bien abiertas.
¡Por tu paz, Señor!
Con alegría y alejándome de la tristeza,
sintiéndome llamado y comprometido,
empujado y urgido a dar razón de Ti.
¡Por tu paz, Señor!
Sabiendo que, con tu aliento,
no temeré tormenta alguna,
ni huracán alguno detendrá mi valor.
¡Por tu paz, Señor!
Si como Tomás, pido pruebas de tu existencia,
muéstrame tu rostro por la fuerza de la Eucaristía
y, si como Tomás, no creo sino después de ver,
hazme saber que, Tú Señor, caminas a mi lado.
¡Por tu paz, Señor!
Y si las dificultades asoman en el horizonte
que, Tú Señor, despejes con tu poder
aquello que entorpece mi labor de mensajero.
¡Por tu paz, Señor!
Porque en Ti confío.
Porque en Ti espero.
Y, de tu misericordia, agradezco tus desvelos.
Y, de tu misericordia, espero tus caricias.
Y, de tu misericordia, añoro tu abrazo.
Y, de tu misericordia, deseo la paz verdadera,
la paz que Tú sólo das,
la paz que, sin Ti,
no la puede alcanzar el mundo.
Amén.
P. Javier Leoz