La mujer laica en la Iglesia
Formadora por excelencia
Las mujeres han sido siempre indispensables en el contexto eclesial. Prácticamente, el genio femenino está dentro de cada área pastoral. Una mujer de Iglesia, Lupita Venegas Leiva, exhorta, por tanto, a no olvidar este papel fundamental
Mónica Livier Alcalá Gómez
“En la Exhortación Apostólica Christifideles Laici se nos dice de manera expresa a los Laicos, en general, que no sólo pertenecemos a la Iglesia, sino que somos Iglesia, y que estamos llamados a la santidad para contribuir desde dentro, a modo de fermento, en la santificación del mundo, siendo sal, luz y levadura. Este llamado debe cumplirse de manera particular en la mujer, quien es eminentemente transmisora de códigos de conducta”, señaló en una entrevista la Fundadora del Proyecto Comunicativo Valora, A.C., conferencista y defensora de la vida y la familia, Licenciada Lupita Venegas Leiva, quien dio respuesta a las siguientes preguntas:
-¿Qué papel desempeña la mujer en el mundo?
“La mujer es la formadora por excelencia; en sus manos está el corazón de sus hijos, hombres y mujeres, que tienen un estrecho y único vínculo con ella. Si hoy estamos sufriendo por una extrema violencia y falta de sentido, es en gran parte porque la mujer ha olvidado esta misión básica y se ha inclinado al individualismo que tanto proponen las ideologías reinantes. El mundo se paganiza cuando la mujer deja de anunciar y modelar la vocación primera que todos tenemos al amor”.
-¿En qué situación se encuentra el laicado femenino en la Iglesia?
“Haciendo un breve análisis de la realidad actual en nuestro país, responde la entrevistada, yo propondría cuatro tipos de Laicas:
a) Laica liberal. Es la mujer hipermoderna que no se siente atraída por las cosas de Dios. Vive en las novedades, en lo superficial. Está bautizada, pero no muestra ningún interés en vivir su Fe. No tiene formación religiosa.
b) Laica sentimental. Es aquélla que ha sido bautizada y practica actos de piedad, pero no tiene formación alguna y no se ajusta a las exigencias morales que implican el seguimiento de Cristo. No es capaz de dar razones de su Fe, pero no deja a la Virgen por nada, y “siente bonito” ir a Misa.
c) Laica tibia. Es una mujer bautizada que conoce su Fe y la practica a medias. Ha tenido oportunidad de prepararse, tal vez por haberse formado en colegios católicos, pero no colabora con la Iglesia. No ayuda en su Parroquia ni se involucra en Catequesis y otras formas de servicio. Vive en privado lo que cree.
d) Laica comprometida. Es la mujer bautizada que se interesa por su Fe y se prepara constantemente. Se ha involucrado en un apostolado de manera responsable. Conoce, vive y transmite a Cristo.
Considero que podríamos distribuir estos cuatro tipos de mujeres en una Curva de Gauss, siendo minoría los tipos de los extremos a y d, y mayoría los tipos b y c”.
“Las mujeres somos la esperanza de una Humanidad plena. Somos humanizadoras por vocación. Una mujer se realiza cuando se entrega a sí misma para el bien de los que ama. Estamos llamadas, en primer lugar, a hacer familia; pero, desde luego, tenemos también la capacidad y el deber de aportar a nuestra Sociedad y a nuestra Iglesia todos nuestros talentos. No guardemos lo recibido bajo el colchón, sino que debemos multiplicar nuestros regalos. Es tiempo de trabajar por y para Cristo”.
-¿Cómo se ha desarrollado tu labor como parte de la Iglesia?
“Yo me considero, con toda honestidad y humildad, una Laica comprometida. Después de haberme formado en escuelas católicas y recibir una educación congruente de parte de mis padres, era casi inevitable que me enamorara de la Santísima Trinidad. Cuando una mujer tiene una relación personal con este Dios Amor, no tiene más remedio que darlo. Toda mi vida he sido llevada por el Señor a su servicio, y desde hace 12 años inicié un apostolado en Medios de Comunicación. La Misión que Dios me ha regalado es la de permear los Medios de Comunicación con los valores del Evangelio. El Obispo Trinidad González nos ha instruido señalándonos que ésta es la vocación primera del Laico, hombres y mujeres en comunión con la Iglesia, seguidores de Jesucristo, pero que no viven en el Convento, que no traen un hábito, sino que viven en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las familias, las fábricas, las oficinas, la política, le economía, el deporte, las comunicaciones; ahí, la vocación del Laico es santificar el ambiente”.
-¿Cómo te diste cuenta de que tu labor era importante?
“Hace 12 años yo era una madre de familia joven, que se sentía ofendida con los contenidos de los Medios de Comunicación que pretendían deformar a mis hijos. Reunida con otras mamás, comentamos la necesidad de tener opciones sanas para ellos y para las familias. Decidimos no quejarnos más y hacer algo al respecto. Así fue como surgió la idea de fundar una organización que se ocupara de llevar contenidos dignos a través de los Mass Media.
Es un hecho probado que los Medios influyen negativamente en las Sociedades promoviendo la violencia, el sexo banalizado, la desesperanza y la desintegración familiar. Debemos luchar por corregir esa tendencia”.
-¿Qué experiencias significativas de este apostolado podrías señalar?
“Las mujeres tenemos el don de tocar los corazones. Tuve el honor de ser bautizada por un buen amigo e importante representante de los Medios, Ignacio Martín del Campo Ramírez, como “la voz del corazón”. Esto me hizo percatarme de que yo estaba llevando a los Medios lo que el Papa Juan Pablo II llamó el genio femenino; o sea, esa capacidad que Dios nos otorga a nosotras para transformar vidas tocando la esencia humana. Son muchos los encuentros con hombres, mujeres, jóvenes y niños agradecidos por los contenidos que les hago llegar mediante la Radio, la Televisión y la Prensa”.