En el año 1918, hubo una gran epidemia
donde murieron millones de seres humanos
en todo el mundo, la gripe Española,
mientras que exista vida,
siempre ha habido extinciones en masa,
y nosotros no vamos a ser una excepción,
todo lo que tiene un principio tiene un final,
pero en este mundo también existe la fé,
que mueve montañas, seres de luz,
que tienen la capacidad de ver más allá
de lo que a otro ser humano se le escapa,
agarrarse a ella, es una oquedad en nuestra alma,
llenándola de generosidad, amor, paz, humildad,
empatía, dejando a un lado el buscar un porqué,
un sin sentido a la realidad que existe,
y sin ese sentido hallar en nosotros mismos
la profundidad de esa serenidad, calma,
viendo la luz al final del túnel,
y llegada hacernos inspirar
que la situación vivida nos enseña
lo pequeños que somos ante la naturaleza
por mucha forma de apariencia que tengamos,
que seamos capaces de entender
que la fuerza de nuestro sentimientos
unida a nuestro intelecto, y unida,
la mezcolanza añadida orienta tu interior
para que con la fé que halle cada persona
pueda vencer cualquier adversidad,
y ante la adversidad no olvidar
que siempre hay un antes
y un después, y en ese después
estás tú añadiendo un matiz a la página de tu vida,
y que ese matiz no sea el egoísmo,
mezquindad, cinismo, mentira,
que esta sociedad arrastra sino que tu fé,
da igual la que sea,
reflexiones por lo verdadero importante,
ser limpios de corazón,
sólo él es la conciencia de dormir
en un mundo tranquilo y en paz.
María Luisa Yeste López