La Cuaresma se hace un camino maravilloso para la conversión.
Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
“La proximidad de la Pascua nos hace volver la mirada, en medio de la cuaresma, al tema de la misericordia del Señor.
La Pascua está rubricada por la reconciliación del hombre con Dios y nos hace mirarlo con un corazón lleno de deseos de reconciliación”, dijo monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, en su homilía del fin de semana en la que subrayó que “Dios es el Padre que espera sin cansancio a los hijos que le han abandonado y los toca con su gracia y los incita a regresar permitiendo que les hiera el aguijón del desengaño y de los remordimientos y cuando los ve venir corre a su encuentro permitiendo que se haga más rápida la reconciliación y ofreciéndole el beso del perdón”.
Tras recordar que “todos nosotros, pecadores, somos tocados por la gracia para volvernos a Dios Padre, que nos espera con el beso del perdón en su misericordia”, destacó que “todos estamos llamados a volver a Dios y la Cuaresma se hace un camino maravilloso para la conversión.
La gracia de Dios está tocándonos constantemente la interioridad de nuestro corazón para que cambien nuestras costumbres, nuestros gestos y actos humanos. Sepamos que la misericordia de Dios es infinita y que su amor nos está esperando”.
“La Iglesia nos invita en este domingo a gustar de esa inmensa misericordia de Dios Padre, a no quedarnos caídos ni en medio del camino.
Pone en nuestro corazón la necesidad de reconciliarnos con Él, de convertirnos cada vez más al amor de Dios y de los hermanos.
Toca con su gracia la dureza de nuestro corazón llamándonos a la conversión y a gustar de su infinita misericordia”, concluyó.+