LA CRUZ DE LOS JÓVENES
Mis queridos Hermanos y Amigos todos:
En mi carta del 8 de diciembre último les hice como un primer anuncio de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en el mes de agosto del 2011, y les facilité la página web (www.jmj2011madrid.com) en donde cualquiera puede ir encontrando información, materiales, noticias, videos, etc. relacionados con la preparación de la Jornada. También existe www.wydmadrid2011.es . Entre los elementos de preparación destaca la visita de la llamada Cruz de los Jóvenes, que, junto con un Icono de la Virgen María, va recorriendo las Diócesis todas de España.
Esta Cruz de los Jóvenes tiene una preciosa historia, desde aquel día de 1984 en el que Juan Pablo II, que había querido que las celebraciones del Año Santo de la Redención estuvieran presididas por una gran Cruz de madera en la Basílica de San Pedro, la entregó a los Jóvenes para que la hicieran llegar a todos los lugares del mundo. «Queridos jóvenes, -dijo entonces el Santo Padre- al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención». Signo del amor del Señor Jesús, y anuncio de la salvación en Cristo, eso es la Cruz, decía el Papa a los jóvenes.
Cuando los jóvenes alemanes recogieron de manos de los canadienses la Cruz para el Encuentro de Colonia, el Santo Padre, quiso unir un Icono de la Virgen: “A la delegación que ha venido de Alemania le entrego hoy también el icono de María. De ahora en adelante, juntamente con la Cruz, este icono acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María junto a los jóvenes, llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida.” (Angelus , 13 de abril de 2003). La historia del recorrido de la Cruz por el mundo entero está contada en la web del Pontificio Consejo de Laicos de la Santa Sede. Merece la pena repasar los países visitados y pensar de cuantas inquietudes, de cuantas esperanzas, de cuantas lágrimas y de cuantas abiertas sonrisas de jóvenes habrá sido testigo (Puede verse en: La peregrinación de la Cruz de los Jóvenes (1984-2003)
Guardo un recuerdo entrañable y muy rico en dinamismo eclesial y pastoral de las diversas Jornadas Mundiales de la Juventud en las que he tenido la gracia de participar, desde mis años de Sacerdote en Santiago de Compostela, 1989, con los jóvenes de la Parroquia y de la Diócesis de Orihuela-Alicante. Por entonces la Cruz no recorrió previamente las distintas Diócesis, pero sí estuvo presidiendo la celebración del Monte del Gozo. La experiencia de encontrarse con jóvenes de todo el mundo, de sentirlos buscando en la misma dirección, la que orienta los pasos del peregrino hacia Cristo, Camino, Verdad y Vida, es ciertamente de una gran riqueza para quien tiene abiertas las puertas del corazón. Es más, es esa misma experiencia la que las abre de par en par, al mismo Cristo y a los demás. En esta ocasión, la segunda que se celebra en España, la Cruz y el Icono de la Virgen María sí que recorrerán previamente las distintas Diócesis, como un anuncio y una invitación a la preparación en profundidad.
La Cruz es la gran manifestación del pecado del mundo, es la Cruz de todos los que sufren. La Cruz es de una manera especial en esta ocasión la Cruz de los Jóvenes, porque muchos son los jóvenes que sufren, y están clavados al paro, a la droga, a la violencia, al sinsentido, al vacío, al dolor de la propia familia desarmada, a la enfermedad permanente, etc. La Cruz del mundo, la Cruz de los jóvenes, es la Cruz de Cristo, la que Él ha llevado sobre los hombros, en la que Él ha sido clavado y en la que ha dado su vida por Amor. En Jesús la gran manifestación del pecado del mundo se ha convertido en la gran revelación de la cercanía y el Amor de Dios. Y por eso es el gran anuncio de la Salvación de Dios. La Iglesia, la comunidad de los cristianos, cada cristiano, está invitado a verse redimido, salvado por esa Cruz, por ese Amor, y a tomar sobre los hombros la propia Cruz y los sufrimientos de los que nos rodean, cerca o lejos, con la convicción de que en el dolor nos hermanamos y caminamos hacia las fuentes de la Alegría más radical. Es el gozo de sentir que el mundo se va transformando en familia de hermanos.
Dirijo esta carta a los Sacerdotes, y quiero hacerla llegar también a todos los que trabajan con jóvenes en nuestros ámbitos cristianos: Consagrados, Catequistas, Profesores de Religión, Padres y Madres de familia. A todos animo a empezar ya la preparación de la Jornada Mundial de Juventud de agosto 2011 en Madrid. Habrá que pensar en la logística de las cosas materiales, viajes y estancias, y habrá que empezar a ahorrar, pero, sobre todo, es necesario insistir en la preparación en el Espíritu: comprender lo que vivimos para buscar en profundidad un auténtico encuentro con el Señor Jesús, en una gran experiencia de Iglesia.
El lema de la Jornada Mundial de la Juventud para 2011 nos invitará a reflexionar sobre el pensamiento de Pablo: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2, 7). Para este año de preparación de 2010, cuando recibiremos la visita de la Cruz y el Icono de la Virgen, el Papa nos invita a repetir la experiencia del joven rico, que se acerca a Cristo y le pregunta: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Mc 10, 17). Hace 25 años el Santo Padre Juan Pablo II propuso este encuentro del joven rico como tema de la Carta que escribió a los Jóvenes en el Año Internacional de la Juventud, 1985, declarado así por la Organización de las Naciones Unidas. “Vosotros sois la esperanza de la Iglesia –decía a los jóvenes-, y debéis dar razón de vuestra esperanza”. La Carta que ese mismo año dirigió a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo tocaba el mismo tema y nos animaba a “participar en la fuente misma de la juventud de Dios, o sea, en esa inagotable ‘novedad’ de vida, que a través de Cristo se derrama en nuestros corazones”. Merece la pena repasar ambos escritos ahora, a los 25 años de su publicación, y en espera y preparación para acoger una gracia singular para la pastoral con la juventud.
Carta a los Jóvenes: Carta Apostólica del Papa Juan Pablo a los Jóvenes
Carta a los Sacerdotes: Carta del Papa Juan Pablo II a los sacerdotes
Perdonen la inclusión de estas referencias técnicas, pero como sé que Ustedes se mueven con facilidad en este mundo de la informática, les facilito la búsqueda de lo que me parece de una hermosura y riqueza extraordinarias. Que el Señor nos bendiga con su amor y nos llene de amor mutuo
+ Francisco, Obispo
Fuente: http://www.diocesisdecanarias.es