La catequesis y el Año de la Fe – #Catequesis

Fuente: http://www.isca.org.ar/nav_notas.php?id=154
El año de la fe nos impulsa a la Nueva Evangelización desde nuestro ser catequistas

Nos dice el Papa en la Carta Apostólica Porta Fidei: «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida» (PF 1)

Con estas palabras el Papa invita a toda la Iglesia a celebrar el Año de la Fe, recordando también los cincuenta años del inicio del acontecimiento del Concilio Vaticano II y los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica; nos dice: «La fe en Jesucristo es el bien más precioso de la Iglesia. Ella misma existe por la fe y para transmitir la fe. Existe para evangelizar, anunciando a Jesucristo como Señor y Salvador, Amigo y Redentor de los hombres». Con motivo de reimpulsar, a través a de la fe, a toda la Iglesia a la misión y al anuncio de la Palabra de Dios ha convocado a todos los Obispos a un Sínodo para trabajar el tema de «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

Hacer historia nos ayuda a hilar los acontecimientos y revalorizar la Gracia derramada, Monseñor Conejero, Obispo de Formosa, nos ayuda en este camino…

En la década de los años sesenta del pasado siglo, el Concilio Vaticano II proclamó con mucha fuerza que la Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre; y exhortó «a todos los fieles, como miembros de Cristo vivo, el deber que tienen de cooperar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo para llevarlo cuanto antes a la plenitud; conscientes de su responsabilidad en la obra de la evangelización, sabiendo que su primera y principal obligación en pro de la difusión de la fe es vivir profundamente la vida cristiana».

En los años setenta, a diez años de la clausura del Concilio Vaticano II, después del Sínodo sobre la Evangelización, el Papa Pablo VI nos regaló la siempre lúcida y actual exhortación Evangelii Nuntiandi, ofreciéndonos una visión global de la compleja acción evangelizadora de la Iglesia, que debe tener presente todos los elementos variados que la componen e integrarlos complementariamente. («renovación de la humanidad, testimonio, anuncio explícito de Jesucristo, adhesión del corazón a Él, entrada en la comunidad, acogida de los signos, iniciativas de apostolado»)

En nuestro Continente, Puebla, la III° Conferencia General del Episcopado Latinoamericano con el tema: La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, actualizó y recordó a la Iglesia su misión esencial, con opción preferencial por los pobres y los jóvenes.

En los ochenta, el Papa Juan Pablo II, «formuló el primer programa de una Nueva Evangelización en suelo americano». «La conmemoración del medio milenio de evangelización tendrá su significación plena si es un compromiso vuestro como Obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso, no de reevangelización, pero sí de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión» (Discurso a la Asamblea del CELAM (9 de marzo de 1983).

En muchos de sus documentos, el beato Juan Pablo II aprovechaba la oportunidad para relacionar los temas esenciales de la vida cristiana a la Nueva Evangelización, Christifidelis Laici sobre la Vocación y Misión de los laicos en la Iglesia y en el Mundo, Veritatis Splendor, Carta Encíclica sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia, dedica un importante apartado a «Moral y nueva evangelización».

Bajo el pontificado de Pablo VI, como fruto del Concilio Vaticano II, el Espíritu Santo inspiró fortalecer la Iglesia en su identidad y finalidad principal: la Evangelización. Juan Pablo II nos presentó además la necesidad de una Nueva Evangelización, delineando causas y situaciones, y señalando actitudes y programas. Benedicto XVI, recogiendo las expectativas de sus predecesores, profundiza la reflexión y ofrece canales concretos, (Nuevo Dicasterio, Sínodo de Obispos, Año de la fe).

Por lo tanto podemos decir…

La convocatoria a celebrar el Año de la Fe unifica las tareas evangelizadoras en estrecha vinculación con la Nueva Evangelización y la Misión Continental impulsada desde Aparecida. El Año de la Fe es un renovado impulso a la nueva evangelización.

El Papa en su Carta Apostólica nos invita a:

• Renovar la fe en un encuentro personal con Jesucristo, nos dice que el fundamento de la fe cristiana es el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ellos una orientación decisiva.

• Profundizar el conocimiento de los contenidos de la fe para dar razones de los mismos. Existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con El, y este estar con El nos lleva a comprender las razones por las que se cree.

• Profesar y comunicar nuestra fe. La fe vivida en la Iglesia nos libera del aislamiento del yo y nos pone en comunión con Dios y nuestros hermanos. La fe exige la responsabilidad social de lo que se cree. «La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó.» (PF 6)

Los Obispos de Argentina nos proponen 3 actitudes para vivir el año de la fe:

• La Alegría, es la puerta para el anuncio de la Buena Noticia y también la consecuencia de vivir la fe. La alegría cristiana es un don de Dios que surge naturalmente del encuentro personal con Jesús Resucitado.

• El Entusiasmo, significa: el que lleva un Dios dentro, cuando nos dejamos llevar por el entusiasmo, una inspiración divina entra en nosotros y se sirve de nuestra persona para manifestarse. Es la experiencia de un Dios activo dentro de mí, es el Espíritu Santo. La nueva evangelización requiere de agentes evangelizadores entusiastas, que confíen en la fuerza del Espíritu que habita en cada uno y lo impulsa desde dentro para anunciar el Evangelio.

• La cercanía, el estilo de Jesús se distingue por la cercanía cordial. De la amistad con Jesús surge un nuevo modo de relación con el prójimo, a quien se ve como hermano.

«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero.» (PF 15)

Impulsados por el acompañamiento y la cercanía de nuestros pastores lancémonos a vivir este año de la Fe con toda nuestra vida, dejemos que la Fe nos envuelva y nos haga felices en el llamado que Dios nos hace a ser catequistas renovados en la fe y en espíritu.

Juan Manuel Romero
Movimiento de la Palabra de Dios
Proceso Comunitario para la Confirmación

Bibliografía

1. Carta Apostólica Porta Fidei. Benedicto XVI.
2. Orientaciones Pastorales para El trienio 2012 – 2014. Conferencia Episcopal Argentina.
3. El Nuevo y Eterno Evangelio de Jesús, para la Salvación del Mundo. José Vicente Conejero Gallego. Obispo de Formosa. (12 de enero de 2012)