Jesús pretende hablarnos del “fin del mundo”
“Habrá signos en el sol, las estrellas y la luna, y en la tierra angustiada de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar”. Lucas 21:25.
Acercándonos a celebrar el fin del año litúrgico, las lecturas de la palabra de Dios en la misa de cada día, nos presenta textos poco “atractivos” que más bien nos desconciertan porque Jesús pretende hablarnos del “fin del mundo”, el acontecimiento final, aunque abarca todo el futuro, el suyo y el nuestro.
Aunque estos textos “dan miedo” por lo que describen, lo cierto es que nos quieren decir que Jesús es el Señor del futuro y que los siglos acabarán con su venida; de todo el contenido de la historia encontrará en aquella hora su sentido y su cumplimiento.
“Aquel día, los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad… pero ustedes levanten la cabeza porque se acerca su liberación”.
De la fatalidad que nos arrastra por los acontecimientos del mundo entero, nos llegó una llamada que resuena como un trueno. ¡No estamos en la historia, vuelta y vuelta sin caminar a ninguna parte!
Cada día temblamos de miedo por “lo que se le viene encima el mundo“: ¿Será mañana para nosotros ese día terrible de los pueblos hambrientos y de las guerras entre hermanos? ¿El camino hacia la pobreza será cada vez peor, o hacia el caos mundial?
¡Levanten la cabeza!
Estamos caminando hacia el día del Señor. Y aunque tarde muchos años, este mundo del que se ha retirado la justicia y el amor, este mundo de gentes que se sienten solos por haber expulsado al amor, ¡este mundo perecerá!
El mundo se dirige hacia un “final feliz” para todos aquellos que pusieron siempre su confianza en el Señor, para quienes pusieron en práctica su palabra y que, por eso, esperan ansiosos ese día.
¿Eres tú uno de ellos? ¿No? ¿Qué te falta?
Del Salmo 99: Dichosos los invitados al banquete del señor. Pg.21