Inicio de la milicia cristiana
Cada año la Cuaresma debe ser como un toque de trompeta, la convocación de la comunidad cristiana (cf. Joel en la primera lectura), para que los que se sienten seguidores de Jesús y miembros vivos de la Iglesia emprendan un camino serio de conversión y renovación para celebrar la Pascua anual. Cada parroquia, cada comunidad ha de tener eso muy claro hoy. Decimos: ¡Adelante, emprendamos con ilusión, con pasión, el camino de los cuarenta días que son esfuerzo y lucha, milicia, para hacer, junto con Cristo y con su gracia renovadora, el paso, la Pascua, del hombre viejo al hombre nuevo!
Desde el principio debemos dejar claro qué es la Cuaresma: no es una simple devoción, ni sólo unos días de mortificación, ni mucho menos un tiempo de «tristeza» y aflicción aunque sea por la meditación de la Pasión de Jesús. Cuaresma es un programa, un camino, un esfuerzo y milicia para revisar y renovar nuestro ser cristianos, que consiste radicalmente en vivir la vida de Cristo ya desde ahora, mientras somos peregrinos y testimonios del Reino de Dios.